García Vargas negociará en Marruecos una venta de armamento de 100.000 millones
El ministro de Defensa, Julián García Vargas, abordará durante la visita oficial de tres días que inicia el lunes a Marruecos el desbloqueo de dos operaciones de venta de armas españolas al país magrebí, por un monto total de 1.008 millones de dólares (más de 100.000 millones de pesetas). El propio rey Hassan se ha interesado por la operación, que exige financiar con créditos españoles.
El asunto no figura en la agenda oficial que lleva el ministro a Marruecos, pero es más que probable que lo susciten sus anfitriones. Ya durante la visita que en abril de 1989 hizo a Rabat su antecesor en el cargo, Narcís Serra, y aunque entonces no se informó de ello, "Hassan II mencionó el deseo de adquirir una corbeta a la Empresa Nacional Bazán, e indicó, con insistencia y cierto énfasis, que de los créditos facilitados por España un 25% de los mismos debía destinarse a la adquisición de material de defensa", según un documento del Ministerio de Defensa al que ha tenido acceso EL PAÍS.A lo largo del año 1989, Bazán negoció con Rabat la venta de dos corbetas de la clase Descubierta, si bien notablemente mejoradas respecto a la Colonel Al Rahmani, buque insignia de la Armada Real marroquí, que los astilleros españoles entregaron en 1983, por un coste total de 480 millones de dólares, unos 48.000 millones de pesetas.
El 28 de diciembre de ese mismo año se firmó en Rabat la carta de intenciones del llamado Marruecos 2, un paquete compuesto por vehículos, armamento y material electrónico y de comunicaciones, por un valor de 568 millones de dólares, 56.800 millones de pesetas, ofertado conjuntamente por las empresas Enasa, Land Rover Santana, Esperanza, Santa Bárbara, Enosa, Inisel y Amper Programas.
Más de dos años después, ambas operaciones están bloqueadas, ya que Marruecos condicionó las compras a que el Gobierno español las financiara con créditos a largo plazo y bajo interés. Desde que Hassan II visitó España, en septiembre de 1989, el Gobierno marroquí ha utilizado casi en su totalidad el crédito de 125.000 millones de pesetas concedido entonces, pero sólo una parte reducida de esta cantidad se ha destinado a armamento, fundamentalmente aviones de transporte y patrulleras.
Tras el viaje que el Rey y el presidente González efectuaron a Marruecos en julio del año pasado, el Gobierno español abrió una nueva línea de crédito por 25.000 millones de pesetas, que, sin embargo, es insuficiente para sufragar las operaciones de armamento pendientes. Además, tanto el Ministerio de Comercio como el de Exteriores son remisos a aplicar los créditos a los contratos de armas, por razones políticas y económicas.
No obstante, en las empresas implicadas hay cierto optimismo, no exento de cautela, tras largos meses de bloqueo, ante la impresión de que "algo se está moviendo", en vísperas del viaje de García Vargas a Rabat. Las empresas están presionando con el argumento de que otros países podrían arrebatar los contratos si no los materializa España, y se recuerda que Italia ha ofrecido ya a Marruecos dos fragatas de la clase Lupo, construidas inicialmente para Irak, en sustitución de las corbetas de Bazán.
Prórroga pesquera
La primera visita de García Vargas al Magreb se produce en un momento crítico para el futuro de la región. El plan de paz de la ONU para el Sahara está paralizado por el propósito de Rabat de incrementar en decenas de miles de electores el censo que hizo España en su ex colonia en 1974.Hassan II acaba de anunciar su propósito de que el referéndum de autodeterminación; que tenía que haberse celebrado el pasado enero, se haga este año, pero no está claro cuáles serían las condiciones de dicha consulta, ni tampoco cómo se articularía esta con las elecciones legislativas y el referéndum constitucional que están anunciados para 1992 en todo el todo territorio marroquí, incluido el Sáhara.
Por otro lado, la prórroga de 15 días, aprobada el jueves por los negociadores de la CE y Marruecos que discuten el nuevo convenio pesquero, ha librado al ministro de la incomodidad que suponía llegar a Rabat después de que los 700 barcos españoles que faenan en aquellas aguas se vieran obligados al amarre.
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