Dirigentes del PSOE buscan el diálogo con los más moderados de UGT para impedir una huelga general

Dirigentes socialistas han intentado acercarse a UGT a través de sindicalistas menos beligerantes con el PSOE que el núcleo que rodea a Nicolás Redondo. Manuel Chaves, presidente de Andalucía; Jerónimo Saavedra, presidente de Canarias; Javier Solana, ministro de Educación, y el secretario general del PSOE de Castilla y León, Jesús Quijano, se reunieron el 5 de abril en un pueblo de Ávila para debatir fórmulas de acercamiento a UGT y evitar una posible huelga general.

El carácter dialogante y sus buenas relaciones con UGT, al menos en un pasado reciente, es la característica que une a estos dirigentes del PSOE, que pensaron que el acercamiento pudiera producirse a través de dirigentes de UGT como Paulino Barrabés, Manuel Garnacho e incluso Antón Saracíbar. Estos sindicalistas nunca han roto del todo los lazos con el partido.Jerónimo Saavedra, presidente de Canarias, ha tenido muy buenas relaciones con UGT y en conversaciones informales ha manifestado que parte de su trabajo como miembro de la ejecutiva federal era el de no perder esos contactos.

Talante dialogante

En el caso de Manuel Chaves, además de haber ocupado durante muchos años puestos directivos en UGT, se añade su talante dialogante. La condición de interlocutor habitual de Jesús Quijano, secretario general del PSOE de Castilla y León, con UGT de esa región también ha sido clave para participar en esa reunión. Por último, Javier Solana viene desempeñando desde hace tiempo una labor discreta de mediación en los conflictos entre socialistas. La última vez se produjo hace dos semanas cuando su intervención se consideró decisiva para evitar la convocatoria de un congreso extraordinario en la Federación Socialista Madrileña.Lo cierto es que la iniciativa estaba prevista antes de que el Gobierno hiciera público el decreto-ley de medidas urgentes que modifica a la baja las prestaciones al desempleo. La nueva norma legal ha sido criticada muy duramente desde la cúpula de UGT.

En tan sólo dos semanas, la situación ha variado notablemente tanto desde la perspectiva de UGT como del Gobierno y del PSOE. Por un lado, Nicolás Redondo acaba de anunciar "una acción de máxima envergadura" contra el Ejecutivo en otoño con la amenaza latente de una huelga general. De otro, los socialistas han acogido con irritación contenida la "cordial" entrevista entre Redondo y el presidente del PP, José María Aznar.

Los más voluntariosos del grupo reunido en Ávila estiman que deben seguir adelante en el intento de buscar un puente de diálogo. Otros, como el presidente andaluz, Manuel Chaves, son partidarios de esperar a la reunión de la comisión ejecutiva socialista del próximo día 21 para tomar una decisión colegiada después de escuchar la opinión del presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Felipe González.

La dirección del PSOE se reunirá tres días antes de que la ejecutiva de UGT decida el programa de movilizaciones contra el citado decreto y la política industrial del Gobierno.

Miembros de la comisión ejecutiva del PSOE reconocen que sus previsiones de hacer de 1992 un año "triunfante" va a chocar con serias dificultades procedentes, sobre todo, de los sindicatos.

Aunque en el partido y en el Gobierno hay diferentes opiniones sobre la manera de actuar la impresión general es que deben prepararse para paliar los efectos negativos de la ofensiva sindical. El sector más duro, en el que paradójicamente se sitúan el ministro de Economía y Hacienda y los guerristas, están convencidos de que es imposible el diálogo con los sindicatos por lo que hay que seguir con la política económica fijada.Miembros de la ejecutiva consideran que ha llegado el momento de "actuar primero y no ir a la zaga de los socialistas" y ejercer la responsabilidad de gobernar. Según este dirigente hasta ahora se ha seguido una política de excesivas "contemplaciones" con los sindicatos. Este miembro de la ejecutiva, que representa al sector que da por inútil cualquier intento de diálogo con los sindicatos, defiende la tesis de que UGT quiere "hacer política cuando no se presenta a las elecciones".

Otros dirigentes, entre ellos algunos de los citados, sin proponer cambios en los planes gubernamentales, estarían dispuestos a no ahorrar esfuerzos de diálogo para convencer a los sindicatos de la necesidad de las medidas propuestas.

El Gobierno y la dirección del PSOE reconocen que las relaciones conflictivas que mantienen con los sindicatos y el previsible aumento de la tensión en los próximos meses, según anuncio expreso del líder de UGT, Nicolás Redondo, exigirá a los socialistas una estrategia de movilización.

El objetivo será paliar los efectos negativos que pueda provocar la ofensiva sindical en la recta final de esta legislatura.

la situación no es tan extrema, en principio, desde la perspectiva socialista, como lo fue en los prolegómenos de la huelga general del 14-D en 1988, aunque el Gobierno quiere estar preparado por si se llegara a ese punto.

La principal obsesión, según admiten en la ejecutiva del PSOE, es evitar fisuras entre partido y Gobierno. A esto contribuirán las buenas relaciones, conseguidas recientemente, entre el ministro de Economía, Carlos Solchaga y la dirección del PSOE.