Los iraníes votan convencidos de que el país debe optar por el realismo
Los resultados oficiales de las elecciones parlamentarias celebradas ayer en Irán no se conocerán hasta dentro de cinco días, pero en Teherán se da por descontado que la política del presidente Alí Mbar Hachemí Rafsanyani recibirá un sólido espaldarazo. La mayoría de los iraníes fueron a las urnas convencidos de que la clave de la recuperación del país está en el realismo.Según los pronósticos, por primera vez desde la creación de la República Islámica, los moderados se impondrán sobre los radicales en el Majlis, el parlamento de 270 escaños elegido en 1988, un año antes de la muerte del ayatolá Jomeini.
Tal cambio no entrañará, sin embargo, un giro ideológico, sino que vendrá a confirmar lo que varios dirigentes políticos en Teherán definen como "el pragmatismo de una revolución bien consolidada".
Rafsanyani fue uno de los primeros en votar en Teherán minutos después de abrirse las urnas a las ocho de la mañana. El máximo líder espiritual de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, valioso aliado del presidente, hizo lo propio y aprovechó su aparición ante las cámaras de televisión para decir que la afluencia a las urnas serviría "para tapar la boca de los enemigos del islam".
Las elecciones han dado una valiosa oportunidad al Gobierno para recordar al mundo el carácter democrático de la revolución. La oposición trató de pintar otro cuadro. La organización de los Muyahidin Jalq, desde su base en Irak, dijo que sus seguidores volaron una torre de comunicaciones en el occidente de Teherán para expresar su repudio a lo que consideran como una farsa democrática. Informes de corresponsales extranjeros en Teherán dijeron que la votación transcurrió con normalidad.
Fin del aislamiento
El esperado triunfo de los moderados ampliará notablemente el espacio de maniobra que el Gobierno necesita para liberalizar la economía e impulsar sus relaciones internacionales tras años de aislamiento. El resultado de la consulta popular, dicen varios analistas en Teherán, será esencialmente un voto de confianza al Gobierno.Aunque en los cuatro años que Rafsanyani ha desempeñado la presidencia no se han registrado mejoras en el plano económico, su política de liberalización junto con su apertura diplomática, inspira confianza en el futuro.
La campaña electoral ha expuesto lo que analistas iraníes y extranjeros en Teherán perciben como una drástica pérdida de terreno de los radicales, que ya han expresado resentimiento por la descalificación de muchos de sus candidatos. Los radicales representan una voz importante de la que se hacen eco los sectores más pobres y el electorado del interior del país, y, fieles a los dictados de uno de sus máximos exponentes, el ex ministro del Interior Alí Mohtashemi, han basado su plataforma en la vieja hostilidad revolucionaria hacia Occidente.
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