Entre la utopía y la psicodelia
Con motivo de la presente edición de Art Futura, la Fundació La Caixa ha propuesto la realización de una serie de instalaciones a diversos artistas jóvenes cuya trayectoria suele discurrir habitualmente por otros derroteros de la creación plástica. Habituados en los últimos años a que el término instalación dé cabida a todo tipo de disparates pretendidamente espaciales o, lo que es aún peor, multimedia, la verdad es que el resultado final se presenta a priori bastante impredecible, por no decir directamente sospechoso.Pero a la vista están las obras -sólo hasta el próximo domingo- y más allá de algunos devaneos un tanto forzados situados a medio camino entre las atracciones del Tibidabo y el túnel de los horrores, los trabajos son en su mayoría de lo más refrescante y directo, habida cuenta de estar viviendo tiempos artísticos de repetición y hastío, en los que la palabra especulación sólo da para referirse a su sentido más prosaico, y raramente aplicable a la acepción que concierne a la reflexión.
Càmeres indiscretes
Rodney Graham, Ken Lum, Jeff Wall, lan Wallace y Dan Graham. Centre d'Art Santa Mónica. Rambla de Santa Mónica, 7. Barcelona. Hasta el 12 de abril.
El americano Matt Mullican -con un fascinante trabajo acerca de la ciudad y la utopía ya visto en su exposición en el Magasin de Grenoble- y el francés Alain Fleischer -con un círculo de aparatos telefónicos en conexión continua un tanto previsible- son los artistas internacionales presentes a modo de consagrados y avaladores, como dando paso a los jóvenes locales a quienes parece dárseles la alternativa.
Y ahí empiezan, sin duda, las sorpresas, puesto que, cosa poco común, tanto la realización material de las obras como el interés de las propuestas desarrolladas ofrecen un nivel más que destacable, a lo cual debe sumarse la grata impresión de no haber sido hecho en cuatro días. Esto plantea otra cuestión ampliamente debatida en los últimos años: hasta qué punto el aparato conceptual apriorístico debe ser conocido por el espectador para que la obra pueda alcanzar sus máximas cotas de inteligibilidad y cuál es el baremo que distingue la justificación de la ampliación.
Además del pabellón de ideas de Dan Graham, cuya centrilidad topológica parece estar articulando el resto de los discursos, las obras de Jeff Wall, Ken Lum, Rodney Graham y Ian Wallace aportan en su conjunto esa idea de visión, imagen, testimonio, concepto, lugar y técnica que tanto han difundido sus trabajos, conocidos mayoritariamente en nuestro país, hasta la fecha, por sus apariciones periódicas en las publicaciones de arte. La ocasión es fundamental para aproximarse a la obra de unos artistas cuya implicación personal franquea las puertas de lo meramente visivo: Rodney Graham, y sus especulaciones acerca de la cámara oscura como un recurso situado más allá de su mera instrumentalidad y utilizado como trasunto de dispositivos mentales, y los trabajos de Jeff Wall, en los que la capacidad alegórica de las imágenes da pie a plausibles operaciones auditivas por parte del espectador, se sitúan entre lo mejor y más representativo de los planteamientos de la exposición.
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