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La producción del Metro y de la EMT se liga a la calidad y no al número de viajes

Javier Casqueiro

A algunos funcionarios que trabajan en el Metro o en la EMT sólo les faltan los manguitos. Estos dos organismos públicos, en la práctica municipales, se mantienen con todas las ventajas y los inconvenientes de una institución legendaria. El Consorcio Rgional de Transportes, donde éstan representadas todas las Administraciones, acaba de firmar el contrato programa que regulará estos dos servicios hasta 1993 con métodos de gestión revolucionarios, casi privados. Además, la produción deja de medirse sólo en número de viajes y se liga a la calidad.

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Los contratos programa que regulan el funcionamiento actual del Metro y de la EMT se fijaban mucho hasta ahora en la producción de viajes al año. Y las pérdidas en estos dos servicios eran, en los últimos ejercicios, una mo_ neda corriente subsanada por una aportación en subvenciones del Estado que ronda los 10.000 millones.El último contrato, con vigencia hasta 1993, se firmó la semana pasada y revoluciona los conceptos que marcaban en el pasado la gestión de estas empresas. El Metro y la EMT continúan produciendo una oferta de servicio pactada y programada por el consorcio, y este organismo garantiza tanto los gastos necesarios para su explotación como las inversiones necesarias para cumplir estos objetivos.

La novedad se establece sobre el tipo de oferta que se debe producir. La cantidad de viajes (en coches-kilómetro) se relaciona directamente con su calidad.

Climatizar todo el metro

Los baremos para medir la calidad en el metro resaltan factores como la atención al viajero, la fiabilidad de las instalaciones (escaleras, disponibilidad, trenes), la climatización de toda la red en 1993, un parque de 374 coches en ese año y una regularidad de paso determinada en cada línea. Además, se recuerdan fundamentos como la limpieza, la vigilancia y la señalización de las vías.La calidad de los autobuses urbanos se mide por el número de vehículos, 2.000 en el último' mes de 1993, de los cuales deben estar disponibles para circular 1.740, 240 más que los actuales. También se habla sobre su frecuencia de paso por las paradas.

En los dos casos, el contrato regula sanciones económicas si se incumplen estos objetivos y bonificaciones si se superan. Los eventuales beneficios engordarían una cuenta especial -Para inversiones propias o para prevenir futuras deudas

El apartado de objetivos generales del nuevo contrato fija. métodos y técnicas modernas para dirigir las dos empresas, pero con la intención de "potenciar su imagen con servicio público". Controlar el gasto, rentabilizar inversiones y sanear la estructura financiera son algunas de las ideas propuestas.

El consorcio asegura la compra en coches-kilómetro de la producción total del Metro (841 millones en 1992) y en la EMT (971 millones). El consorcio ven de el servicio a los usuarios y garantiza -tras recibir el dinero de las distintas Administraciones prácticamente toda la financiación: 31.860 millones de pesetas para el Metro y 7.387 millones para la EMT.

Los gastos programados para 1992 son algo superiores a estas aportaciones en el caso del Métro (llegan hasta 37.564 millones) y mucho mayores en la EMT (32.383 millones) tras sumar a los presupuestos las cargas financieras y las inversiones. El consorcio -Prevé una inversión en1992 en el Metro de 18.596 millones y de 7.364 millones en la EMT.

El capítulo inversor del contrato programa, desde 1990 a 1993, dispara las cantidades preparadas para gastar en el Metro hasta 71.207 millones, en contraposición con los 27.058 millones que se llevará la EMT. Fidel Angulo, gerente del consorcio, entiende que las infraestructuras necesarias en el Metro son mucho más costosas en todos los sentidos.

Angulo, sin embargo, precisa una opinión extendida en los últimos días con motivo de la huelga de autobuses. El máximo responsable del consorcio no ve peligro ni en el futuro ni en el presente de la ENIT por causa de este conflicto: "El dueño teórico de los ingresos es el consorcio. Si se producen pérdidas en alguno de los servicios que prestamos, el que las asume es el consorcio. Si ahora la ENIT vende menos y el Metro gana más, es el consorcio el encargado de ajustar ese desequilibrio".

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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