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El orden cayó con el miedo

El orden en Albania estaba basado en el terror al Estado y ha desaparecido con éste. Con la aparición del tráfico privado, las carreteras albanesas, que no merecen tal nombre, son escenario de sangrientos accidentes entre viejísimos vehículos occidentales, en su mayoría vendidos o prestados por parientes de la región yugoslava de Kosovo a conductores que, salvo excepciones, ni tienen carnet ni jamás dieron una clase. Se salen de la carretera, chocan frontalmente o atropellan a transeúntes que en estas ciudades sin aceras siempre han caminado y charlado en las calzadas.Los albaneses han tenido siempre una relación cuasi fetichista con las armas. Ahora, todos van armados por miedo o intenciones poco honrosas. "Por la noche es peligroso moverse por Tirana, y casi un suiicidio moverse por las carreteras. Tenemos de nuevo el bandidaje", dice Bashkim.

También ha resurgido la ancestral Hakmaria, la venganza de sangre que en siglos pasados segaba la vida de casi una tercera parte de la población adulta masculina. Los clanes cuyo honor ha sido manchado por el asesinato de uno de sus miembros o por una afrenta deben vengarse matando a un miembro del clan del ofensor, según el código de honor medieval de Leka Dukadjnini. En los últimos meses han muerto decenas de personas, sobre todo en el norte del país, a manos de asesinos a cuyo clan "debía sangre" la familia de la víctima.

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