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Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El expresionismo espiritual

Hasta el 14 de junio permanecerá abierta en las salas de exposiciones de la Fundación Juan March de Madrid (Castelló, 77) una importante exposición monográfica dedicada al pintor ruso Alexej Jawlensky (1864-1941), destacado miembro del expresionismo muniqués, más popularmente conocido por el grupo que lo encabezó -Der Blaue Reiter (El Jinete Azul)- y, sobre todo, por su figura principal, el también ruso Vasily Kandinsky.Si la muestra tiene la importancia y el valor añadido que poseen todas estas revisiones de maestros contemporáneos en nuestro país, cuyos museos carecen aún de los ejemplos más representativos al respecto, la elección de estos 121 cuadros de Jawlensky resulta particularmente oportuna, analizada en el contexto dinámico de la sucesión de exposiciones habidas en España durante los últimos 15 años. Ya es hora de completar la panorámica de las primerísimas figuras del siglo con otras, cuyos nombres resulten para el gran público menos conocidos y que resultan imprescindibles para que la jerarquización de valores no sea una arbitraria mitología que se da de antemano, sin ofrecerse simultáneamente términos comparativos.

Alexej von Jawlensky

Fundación Juan March. Madrid, hasta el 14 de junio.

En este sentido, la Fundación Juan March -que trajo en su momento sendas exposiciones monográficas de Kokoschka (1975) , V. Kandinsky (1978) y Pau, Klee (1981), por citar tan sólo las de carácter individual más próximas al mundo expresionista de Jawlensky-, ha acertado dando este paso de aproximación a una personalidad seguramente desapercibida para la mayoría de los no especialistas de nuestro país.

Nacido en la localidad rusa de Torsok el año 1864, las circunstancias familiares obligaron a Jawlensky a posponer su vocación pictórica y seguir la carrera militar, en la que permanecerá activo hasta 1896. Todos estos datos son importantes -sus orígenes o su muy tardía emancipación para dedicarse por completo a la pintura-, pero también el ambientecultural en San Petersburgo a finales de siglo y su relación con la pintora Marianne von Wereficin, que en lo sucesivo fue su guía artística en los desconcertantes caminos del naciente arte de vanguardia. Si Jawlensky llegó tarde a la hora de profesionalizarse como pintor, su iniciación moderna fue, sin embargo, intensa y rápida. A través de los modelos de Cézanne y Matisse, y gracias a su incorporación al dinámico núcleo artístico muniqués de comienzos de siglo, Jawlensky había madurado completamente su estilo personal a partir aproximadamente de 1905, y en 1909-1910 ya había realizado algunas de sus obras más características, generalmente retratos de mujeres, hoy muy populares porque se han convertido en las ilustraciones obligadas de casi todos los manuales de arte del siglo XX.

Sentido musical

Por lo demás, el sentido musical del color y una concepción mística inspirada en la teosofía marcaron el destino espiritual y artístico de Jawlensky, como les ocurrió a la mayoría de sus colegas de Múnich, y, en especial, a Kandinsky. No obstante, al margen de esta crucial convergencia estética, la evolución de Jawlensky fue extraordinariamente personal, volviendo a reclamar la atención crítica posteriormente sus series obsesivas de rostros esquemáticos, donde el recuerdo de los viejos iconos, la seriación y la, a veces, escalofriante dramatización de los trazos dan una extraña vida intensa a su obra.En la selección se ha cuidado con esmero el arranque y la maduración expresionista de Jawlensky; luego se produce un desmayo con una acumulación de obras menores, para subir el tono con el montaje final de esas series impresionante de rostros. En este sentido, aunque nos encontramos con obras muy relevantes de las que pintó entre 1909 y 1912, hay que saltar a las series de comienzos de 1920 y a las de 1934-1936 para no perder el hilo, lo que produce la sensación de cierto desequilibrio en la selección, quedando la duda de si la trayectoria quebrada refleja altibajos creativos o bien es el resultado de lo que ha podido o querido disponer el comisario.

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