_
_
_
_

Los costes financieros de la unión europea frenan el impulso de la cumbre de Maastricht

Tras la euforia del Tratado de Unión Europea, la Comunidad Europea (CE) sufre parálisis. La maquinaria burocrática vive entre paréntesis, bloqueada, porque a la división entre lo! Doce se añade la incertidumbre sobre quién va a ser el próximo presidente de la Comisión Europea. Hay quien habla de la resaca de Maastricht, como si los Doce, a la hora de aprobar los retos de la unión política y monetaria, no hubieran caído en la cuenta de las consecuencias financieras.

El hecho es que, después de años de un ritmo vertiginoso de proyectos y de acuerdos, la CE ha entrado en un letargo sólo sacudido por los rumores de pasillo. Estados Unidos se ha dado cuenta del vacío y ha acentuado la presión para arrinconar en la escena internacional a los Doce, que parecen sin capacidad de respuesta. Cuando los periodistas preguntan cuál es la posición sobre las presuntas ayudas ilegales al proyecto Airbus o la subvención comunitaria por hectárea para la producción de soja que el GATT (Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio) considera Ilegal., la Comisión o aún no lo ha discutido, o no sabe-no contesta." Lo que sucede es algo lógico: después de aprobar la selectividad de la unión europea, los Doce se han tomado un respiro para ocuparse de sus asuntos internos", afirma un alto responsable comunitario.

Tres países de la CE (Francia, Italia y el Reino Unido) están o han estado inmersos en procesos electorales. Otros, como Alemania, viven una polémica interna sobre el efecto de la unión europea en las competencias de los länder. Más que a falta de iniciativa por temor al fracaso de la presidencia portuguesa, la situación responde a la necesidad psicológica que los Doce tenían de tomarse unas vacaciones en las tareas de Bruselas.

La prueba es la reiterada ausencia de ministros en las últimas reuniones de la CE. El pasado lunes, a la hora de intentar un acuerdo sobre los residuos, el ministro de Medio Ambiente portugués, que ejercía la presidencia, se quedó solo con sus homólogos de Grecia y Luxemburgo.

Todos los socios comunitarios están con el aliento contenido para no enturbiar el proceso de ratificación del Tratado de Unión Europea, que en algunos países se presenta con problemas. El próximo día 2 de junio, Dinamarca celebrará un referéndum al que los daneses acuden con una mayoría de indecisos, pero a la vez con más partidarios del no que del sí a Europa. La consulta ha sido retrasada en Irlanda, en un intento del Gobierno de evitar que el pronunciamiento sobre el acuerdo de Maastricht se convierta en un plebiscito sobre el aborto.

La Comisión Europea ha presentado su plan de perspectivas financieras, que significa un aumento progresivo del presupuesto hasta un 3 1% más en 1997 si se quiere hacer frente a los retos asumidos en Maastricht. La mitad de esa factura añadida irá destinada a sufragar el reforzamiento de la cohesión, incluido el fondo de convergencia para ayudar a España, Portugal, Grecia e Irlanda a compensar una parte del ajuste necesario para la moneda única. Los ocho países restantes consideran excesiva la factura, y el verdadero debate sigue pendiente, lo que hace casi imposible un acuerdo en la cumbre de Lisboa en junio.

Protestas germanas

Alemania, el socio capitalista de la CE, inmersa ahora en el problema del déficit público provocado por la unificación, se ha convertido en la cabeza de fila de los protestones. La propuesta de Delors exige demasiado dinero, afirma el ministro de Finanzas, Theo Waigel, y significaría para su país pasar de una contribución de 9.000 millones de ecus (1,17 billones de pesetas) este año a "una cantidad inaceptable" de 11.500 millones (1,49 billones) en 1995.

En medio del problema de las contribuciones está el cheque británico, o la revisión del acuerdo que logró Margaret Thatcher en 1984, conforme al cual los demás países pagan un reintegro al Reino Unido que le permite ahorrarse al año 400.000 millones de pesetas de su cuota a las arcas comunitarias. Sin esos pagos extras habría dinero para los pobres sin necesidad de aumentar el presupuesto, argumentan algunos Gobiernos a sabiendas de que con ese argumento abren la caja de los truenos.

Pero el problema es más grave, según un comisario de la CE, porque "Alemania quiere modificará su favor las reglas de juego acordadas en Maastricht". Los máximos responsables del Bundesbank han empezado a ha blar de una moneda única que se llame euromarco y de adaptar a la medida de la economía alemana los compromisos de la unión monetaria. Los alemanes piden una compensación porque "no se ha ido suficientemente lejos en materia de unión política y de cooperación policial y judicial".El marco de la ampliación a nuevos socios, prioridad para la cumbre de Lisboa, se enfrenta a la posición de los países que, como España y Francia, defienden que no se pueden abrir las puertas si la Comunidad no se consolida antes desde dentro.A la necesidad psicológica de un descanso y al retorno a los problemas internos se añade el desánimo de una coyuntura económica débil que hace más difícil el acuerdo financiero, pero que a la vez introduce pesimismo sobre las grandes reformas -mercado único y unión monetaria- concebidas en años de esplendor de la economía europea.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_