Bonn presiona a sus socios comunitarios para que condenen la represión turca de los kurdos

La actividad diplomática desplegada por Bonn durante las últimas 48 horas, encaminada a arrastrar a sus socios comunitarios a una postura de condena ante la represión de la minoría kurda por el Gobierno turco, parece encontrar resistencias al no haber cuajado aún una declaración conjunta. El Gobierno alemán anunció ayer que Ankara ha reconocido que utilizó carros blindados de procedencia alemana en operaciones en Anatolia, donde vive la minoría kurda.

El jueves, tras prohibir la venta de material militar a Turquía, la diplomacia alemana inició gestiones directas ante cada uno de sus socios comunitarios para conseguir que se sumaran a una condena contra el Gobierno de Ankara por la represión de la minoría kurda, que ha provocado más de 70 muertos en los últimos días. Bonn, aparentemente, no logró su objetivo, pero consiguió que la Comisión de Cooperación Política de la CE, reunida ayer en Lisboa, tratara el tema.La situación tiene ciertos paralelismos con lo sucedido durante la crisis yugoslava, en la que Alemania llevó la iniciativa, arrastrando finalmente a los Doce al reconocimiento de las repúblicas. [Ayer, un portavoz francés afirmó que su Gobierno "deplora la vi olencia, sea cual sea su origen", utilizada contra la población kurda, informa Efel.

Durante la jornada de ayer se barajaban en Lisboa dos documentos, uno portugués y otro alemán, de los que debía salir una síntesis. Una fuente oficial francesa afirmó que Portugal, país que preside la CE, "pedirá a los embajadores de los Doce que preparen un informe sobre la situación actual".

Dieter Vogel, el portavoz del Gobierno de Bonn, explicó ayer que Ankara había reconocido que utilizó tanquetas procedentes del antiguo Ejército de la RDA en la represión kurda, en contra de lo establecido en el contrato firmado por los dos países, y admitió también que, la causa de un error burocrático", 15 carros de combate Leopard 1 habían sido enviados a Turquía este año, en contra de la prohibición decretada por el Bundestag. Según Vogel, "en estas circunstancias, el Gobierno se mantiene en su decisión de no proporcionar, por ahora, armamento a Turquía". Por su parte, el embajador de Ankara en Bonn, Onur Oymen, que se encuentra en Turquía, negó en una entrevista a una emisora de radio de El Sarre que su Gobierno hubiera utilizado armas alemanas en la represión.

La opinión pública alemana y los medios de comunicación están muy sensibilizados por el problema. Ha sido la prensa la que ha descubierto el tema del armamento y sólo estas denuncias explican realmente la contundente reacción del Gobierno, especialmente del ministro de Exteriores, Hans-Dietrich Genscher. La crisis entre Bonn y Ankara se complica por el hecho de que son innumerables los lazos políticos, económicos y militares que unen a ambos países. Alemania y Turquía son socios en la Alianza Atlántica, los alemanes son los principales socios comerciales de Turquía y en suelo germano viven millones de turcos. Unos 400.000 de los 1.600.000 turcos que, oficialmente, viven en Alemania son kurdos, y son numerosos los grupos partidarios del PKK entre ellos.

Ankara ha acusado a Bonn de proteger a los terroristas kurdos, y lo cierto es que el Gobierno alemán mantiene una relativa tolerancia con estos grupos, que ayer desplegaron pancartas ante el Ministerio de Defensa en Bonn.