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Estados Unidos niega al Tribunal de La Haya cualquier competencia en el 'caso Lockerbie'

Isabel Ferrer

El caso Lockerbie está claro para EE UU. No es un conflicto bilateral entre dos países enfrentados por un asesinato en masa. Tampoco compone un capítulo más en la anómala relación Norte-Sur. Se trata, simplemente, de un problema de terrorismo internacional que compete al Consejo de Seguridad de la ONU, y no al Tribunal de La Haya. De intentar demostrar que éste no es el foro adecuado "para decidir acerca de uno de los ataques más salvajes del último decenio contra ciudadanos norteamericanos" se ocuparon ayer los representantes de Washington en la audiencia solicitada por Libia.

La intervención de los representantes de Estados Unidos introdujo los argumentos políticos en la sala de vistas del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya que analiza, a petición de Libia, el atentado contra el jumbo de la Pan Am que en 1988 costó la vida a 270 personas y cuyos presuntos responsables fueron agentes a las órdenes de Trípoli. Los matices de interpretación legal aducidos el día anterior por Libia para no entregar a los dos sospechosos dieron paso a la defensa abierta de la competencia del Consejo de Seguridad de la ONU en el contencioso. "Es la única instancia capacitada para decretar medidas contra los responsables de una política que favorece el terrorismo internacional", señaló Edwin Williamson, consejero jurídico del Departamento norteamericano de Estado. "Al acudir a este tribunal, Libia sólo prietende interferir en el trabajo de las Naciones Unidas en lugar de colaborar con uno de sus órganos". Bajo la atenta mirada de Williamson, otros cuatro asesores legales enviados por Washington hilvanaron una ordenada defensa de la ONU como foro destinado a proteger la paz. "Es el lugar donde la comunidad internacional debe discutir y tratar de frenar, de forma colectiva, el problema del terrorismo. Hoy, en cambio, nos enfrentamos al primer caso en que un Estado trata de utilizar el Tribunal de La Haya para negar la jurisdicción del Consejo de Seguridad".Williamson y su equipo, que acompañan la seriedad de sus trajes oscuros con elegantes pajaritas, dedicaron toda la mañana a demostrar que Estados Unidos nunca ha amenazado a Libia con el uso de la fuerza como represalia por el incidente aéreo de Lockerbie. "Antes al contrario, ha acudido a la ONU para obtener una respuesta común contra ella. Trípoli es la única que merevce una condena unánime por apoyar el terrorismo a escala internacional".

Uno a uno, los cinco juristas relataron atentados y mostraron indicios o pruebas acerca de la participación del Gobierno del coronel Muammar el Gaddafi en actos terroristas, sobre todo desde 1986. Luego aseguraron que Trípoli no ha logrado convencer de lo contrario a las Naciones Unidas. "Y ahora quiere evitar sus sanciones solicitando unas medidas de protección que nunca debió venir a pedir a La Haya", alegaron.

Crímenes de guerra

La Convención de Montreal de 1971 sobre actos ilegales cometidos contra la seguridad de la aviación civil, esgrimida por los libios para evitar la extradición de los dos sospechosos, apenas fue mencionada durante la intervención de los representantes norteamericanos. Ese texto ni siquiera puede aplicarse al caso Lockerbie por un problema de plazos previstos para el arbitraje del Tribunal de La Haya, según ellos, que mantienen que Gaddafi no ha esperado los seis meses estipulados para solicitar la mediación del tribunal. "Pero lo peor es la ambigüedad y contradicciones de Libia, un país acusado de crímenes de guerra que pretende juzgar a los propios autores de acciones en las que está implicado".Al final de la mañana, Erwin Williamson presentó las conclusiones de Estados Unidos. Con gran solemnidad y un tono más cercano al empleado para dirigirse a un jurado que a unos jueces afirmó que todos los hombres tienen derecho a estar seguros cuando vuelan y a librarse de la amenaza terrorista. "La comunidad internacional no puede permanecer impasible ante Gobiernos como el de Libia. Por eso, con todo el respeto, solicito a este tribunal que no se deje utilizar y niegue a Trípoli sus peticiones. Ello reafirmará la postura del Consejo de Seguridad y apoyará su amplio esfuerzo en defensa de la paz mundial". Estas palabras fueron pronunciadas en medio de un gran silencio apoyado por la actitud serena de los jueces, ataviados con toga negra, lo mismo que los juristas británicos, quienes añadían a su atuendo la tradicional peluca. El embajador de Libia en Bruselas lucía un fez de color negro.

El tribunal se reunirá de nuevo hoy, sábado, y puede emitir una primera resolución en el plazo de tres semanas. La decisión definitiva tardará algo más, y la espera podría durar varios años.

[Libia, que el martes rechazó a los mediadores de la Liga Árabe, les pide ahora que continúen sus esfuerzos para encontrar una solución a su conflicto con Washington, Londres y París, informa Reuter. El enviado especial de Gaddafi, Alí Treiki, ha vuelto a El Cairo con lo que ha calificado de "nuevas ideas" y dispuesto a hacer frente a la ira egipcia por el anterior tratamiento brindado al comité mediador árabe. Treiki se ha negado a revelar el detalle de las ideas libias, pero dice que "ayudarán al comité a encontrar una solución pacífica al problema".]

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