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"Hay que componer de corazon"

Peter Maxwell-Davies prefiere que le llamen Max antes que sir, título que le concedieron en 1987 por "sus servicios a la música". Desde 1970 vive cerca de Orkney, en un acantilado de un valle remoto de la isla de Hoi, al norte de Escocia. Allí escribe toda su música. "Orkney tiene unos 18.000 habitantes, pero el lugar donde yo estoy son nada más que siete casas. Para ir desde Londres hay que coger un tren y dos barcos. Incluso la última milla la tengo que hacer andando. En total, tardo unas 24 horas. Ni siquiera tengo teléfono: es maravilloso. Hasta la electricidad es allí un lujo".Max se extiende en narrar la vida de los agricultores y la forma en que los pescadores secan el salmón en unos grandes contenedores. En 1977 fundó el St. Magnus Festival en Orkney, donde se combinan una vez al año, en una intensa semana de junio, artistas y orquestas famosas con música nueva y creaciones para niños.

"Me gusta mucho trabajar con niños: tienen un enorme instinto, para componer. Generalmente utilizan piezas vocales pentatónicas y con resonancias folclóricas, pero los resultados son sorprendentes. Además tienen latente el sentido del ritmo y del baile". Maxwell Davies ha llegado a componer varias óperas interpretadas íntegramente por niños como The two fiddlers (1978) y Cínderella (1980).

800 niños

Desde su primera representación en el festival de St. Magnus, esta última ópera ha merecido la atención de representaciones en 16 países. La aceptación de Maxwell-Davies entre los niños es tal que en el festival Max que tuvo lugar en la primavera de 1990 en Londres estuvieron más de 800 niños de escuelas de Londres y sus alrededores.Maxwell-Davies participa activamente en todos los acontecimientos cotidianos de la isla donde habita. "Compuse unos interludios de piano como protesta por la destrucción de la pesca y la vida que con motivo de la extracción del uranio se produjo en un radio de 30 kilómetros a finales de los setenta. Cuando el Gobierno empezó a comprar tierras enseguida nos dimos cuenta del motivo y organizamos manifestaciones. Farewell to Stromness para piano forma parte de un cabaré antinuclear, The yellow cake revue". Stromness es la ciudad más cercana al lugar donde se encontraba el uranio, al que nosotros llamábamos yellow cake [pastel amarillo] coloquialmente".

Cuatro sinfonías (otras dos se estrenarán en breve), conciertos para violín, trompeta, clarinete, trompa, oboe, chelo (los dos últimos han sido recientemente dirigidos por López Cobos en Lausanne), ballets como Salomé y Caroline Mathilde, bandas sonoras de películas como The devils, de Ken Russell, y diferentes composiciones de cámara, vocales e instrumentales, dan idea de la variedad de sus trabajos (el papel pautado para sus composiciones se lo llevan por toneladas en una furgoneta).

"Busco que mi música sea comunicativa, pero para contactar con el público no hay que hacer compromisos ni concesiones. Hay que escribir de corazón e intentar llegar a los jóvenes. Tal vez por esa proximidad humana disfruto tanto en Escocia. Cuando vas a Londres hay más gente, el ambiente es más cosmopolita, pero no se siente el calor de la acogida tan cercano", dice el compositor.

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