Cristina Hoyos pone una pica flamenca en París
La bailarina y coreógrafa ha estrenado una 'Yerma' a la que todavía le falta el duende
El público parisiense agradeció con un largo aplauso la vaharada de calor andaluz que le aportó, en la noche del pasado martes, el estreno mundial de la versión de Yerma realizada por la bailarina y coreógrafa sevillana Cristina Hoyos. Si los buenos conocedores del flamenco presentes en el teatro de los Campos Elíseos encontraron peros al trabajo de Hoyos, todo el mundo se felicitó, en cambio, por la propaganda para la Exposición Universal de Sevilla y la cultura andaluza que supuso esta representación.
En el palco principal del prestigioso teatro de la avenida Montaigne se sentaron Manuel Chaves, presidente de la Junta de Andalucía, venido expresamente a París para apoyar el estreno de un espectáculo producido por su Gobierno, y Philippe Marchand, el hispanófilo ministro del Interior francés. Los periodistas Jean Daniel y Jean Lacouture, el modista Paco Rabanne, el escritor José Luis Vilallonga, el embajador español Gabriel Ferrán de Alfaro, el diplomático y empresario galo Francis Gutman estuvieron también entre la asistencia.Cristina Hoyos contó con un público de personalidades de ambos lados de los Pirineos y de novicios aficionados par¡sienses ganado de antemano a su causa. Recordando sus éxitos en la capital francesa en 1989 y 1990, la prensa local la había ensalzado en los días anteriores como "la gran bailarina y coreógrafa española", representante, según Le Figaro, de "la alegría de vivir andaluza", y artífice del histórico hito de haber introducido el flamenco en la ópera Garnier. Todos los elementos estaban reunidos para que su recreación de Yerma, la historia de la mujer cruelmente marginada a causa de su supuesta esterilidad, fuera un éxito.
Técnica impecable
La Yerma de Cristina Hoyos, que será el espectáculo estelar del pabellón de Andalucía en la Expo 92, duró alrededor de los 50 minutos. El decorado austero, una sobria coreografía, un vestuario magnífico de Franca Squarciapino y una impecable técnica en la danza flamenca estuvieron a la altura de las expectativas. Pero, para los conocedores, esta versión fue musicalmente confusa y sobre todo demasiado fría. Federico García Lorca hubiera dicho que en el teatro de los Campos Elíseos "el duende" estuvo ausente.Hoyos tiene todavía unas semanas para conseguir que, en su cita con el mucho más exigente público sevillano, su Yerma alcance la dimensión religiosa sin la cual no hay verdadera danza flamenca.
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