Los fallos del pasado
El Plan General de Madrid de 1985, impulsado por los socialistas, desechaba definitivamente el proyecto de cerrar el círculo de la M-30 por el noroeste, lo que llevó al Colegio de Arquitectos de Madrid a presentar alegaciones. La paralización de proyectos de infraestructuras como el de la M-30 no fue exclusivo de Madrid. "En los años setenta, los empresarios predijeron una paralización de la economía y los urbanistas apostaban por el control total", explica Juan Barranco, ex alcalde de Madrid y portavoz socialista en el Ayuntamiento. "Ante la expectativa del crecimiento cero, se creyó que era innecesario alentar estos proyectos". Los primeros ayuntamientos democráticos optaron por los transportes públicos y se empeñaron en frenar el desarrollismo incontrolado y la especulación. Contra las autovías urbanas, los socialistas intentaban recuperar la ciudad y, así, proyectaban en Madrid la avenida de la Ilustración como una vía lenta. La realidad, una vez más, contradijo las predicciones de los economistas, y los socialistas tuvieron que rectificar. Lo hicieron a una velocidad inusitada. En 1986, el Ayuntamiento ya había firmado con Obras Públicas y la Comunidad un plan de accesos, la continuación de la M-30, la ejecución de la M-40 y hasta el compromiso de diseñar la M-50. "Se corrigieron los fallos del pasado", dice Barranco, "porque frente el urbanismo-control se imponía un urbanismo flexible. Porque en Madrid se pasó de 300.000 vehículos privados a 1.500.000. Y el coche se considera un instrumento de libertad. Es inevitable y había que asumirlo".
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