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Israel teme sanciones de Estados Unidos a su industria militar

"Estados Unidos estudia sanciones contra la industria militar de Israel", titulaba ayer a ocho columnas en su primera página el principal periódico de este país, Yedioth Aharonot. La Administración de George Bush se prepara para interrumpir la venta de equipo militar israelí a Estados Unidos, lo que supondría una perdida de varios centenares de millones de dólares, en represalia por la supuesta venta ilegal por Tel Aviv de armamento con tecnología norteamericana sin la autorización de Estados Unidos.Los expertos militares israelíes consideran "totalmente ridículas" las acusaciones contra Israel. La mediocridad de los resultados obtenidos por los misiles Patriot que en la guerra del Golfo fueron incapaces de interceptar la mayoría de los cohetes Scud lanzados por Irak contra Israel, es conocida por todos. Dificilmente, pues, podían interesar los Patriot a China, cuestión que está en la base del nuevo deterioro de las relaciones entre Washington -que acusa a Israel de suministrar tecnologia norteamericana a Pekín- y Tel Aviv.

El ministro de Defensa israelí, Moshe Arens, ha invitado oficialmente una misión de control de Estados Unidos para que vaya a Israel a contar los Patriot y "verificar que no falta ninguno".

Según Tel Aviv, lo mismo ocurre con el misil Hetz, creado y desarrollado en Israel, pero financiado parcialmente por Estados Unidos. Hasta ahora el Hetz ha fracasado en todas sus pruebas. ¿Por qué entonces iba a querer adquirirlo Suráfrica?, se preguntan los israelíes.

Formas de presión

Para los expertos politicos y militares de Israel, la campaña desatada en Washington puede obedecer a diversas razones. En primer lugar, Washington quiere demostrar al primer ministro, Isaac Shamir, que dispone de varias formas de presión si el Estado israelí sigue haciendo caso omiso de los imperativos de la política norteamericana en Oriente Próximo y continúa la colonización judía en los territorios ocupados.En segundo lugar, la Administración de George Bush trata de minar las simpatías hacia Israel en un Congreso como el de Estados Unidos que no aprueba la asistencia militar a países tan impopulares como China, Suráfrica o Etiopía.

Finalmente hay que considerar que la industria militar norteamericana ha sufrido un fuerte retroceso con el fin de la guerra fría. La competencia es cada vez mayor y por eso la que ahora desarrolle Israel irrita a los empresarios estadounidenses, relacionados con el partido republicano e importantes contribuyentes a la campaña electoral del presidente Bush.

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