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Nixon, conciencia critica frente al aislacionismo

Antonio Caño

Alarmado por las llamadas al aislacionismo en la campaña electoral norteamericana, tanto entre demócratas como entre republicanos, el ex presidente Richard Nixon se ha convertido esta semana en conciencia crítica de este país para advertir al presidente George Bush que Estados Unidos tiene la responsabilidad histórica de ayudar económicamente a los países de la antigua Unión Soviética para evitar que caigan en manos del totalitarismo.

Con las encuestas en la mano, que demuestran que la opinión pública norteamericana está muy preocupada por la situación económica interna y tiene escaso interés en la política intemacional, los candidatos han ignorado este tema en sus campañas. El primero, el presidente Bush, que ha visto caer su índice de popularidad hasta el 39% porqpe el electorado percibe que presta más atención a la política exterior que a los asuntos domésticos.En unas entrevistas realizadas por el centro de estudios Simon Wiesenthal, solamente Paul Tsongas creía que "después de haber gastado miles de millones de dólares para combatir el comunismo, ahora hay que estar dispuestos a gastar más dinero para estabilizar el sistema político que lo reemplaza".

Pat Buchanan, el abanderado de la causa de América es lo primero, ni siquiera contestó a la pregunta, y el presidente Bush recordó que la Administración ha solicitado "algo más de 600 millones de dólares".

Richard Nixon cree que Estados Unidos debe gastar todo lo que sea necesario para respaldar el rublo y estabilizar el poder de Borís Yeltsin. El ex presidente advirtió que el fracaso de la democracia en Rusia y sus vecinos sería "una de las mayores tragedias de la historia".

Bush agradeció la buena voluntad de Nixon, pero le recordó que la Casa Blanca no disponede "un cheque en blanco" para hacer frente a todas las necesidades de la CEI cuando existen grandes necesidades en este país, con un índice de desempleo creciente.

Muy preocupado por su popularidad, Bush ha ignorado este tema durante su campana, que sólo ha incluido como asunto relacionado con la política exterior la guerra del Golfo.

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Nixon le recordó al presidente que a veces un hombre de Estado tiene que olvidarse de los índices de popularidad y mirar hacia la historia. Le recordó que cuando Harry Truman defendió el Plan Marshall, su índice de popularidad estaba en tan lastimosa situación como el de Bush hoy, pese a lo cual aquella iniciativa fue el motor de la reconstrucción de Europa y del predominio mundial de Estados Unidos. Truman fue reelegido en 1948, en contra de todas las expectativas.

Es pronto para saber si la intervención de Nixon convertirá la política exterior en un asunto de campana, pero el ex presiden te ha recuperado un papel brillante en la política norteamericana, después de su salida vergonzosa el 9 de agosto de 1974, destruido por el Watergate.

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