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La oposición saudí considera una farsa la 'apertura' del rey Fahd

La huérfana oposición en Arabia Saudí se siente defraudada. Dos semanas después de que el rey Fahd, bajo fuerte presión norteamericana, anunciara la formación de un Consejo Consultivo, o Shura, como pieza fundamental de su programa de reformas políticas, sus críticos se han lanzado abiertamente a la carga. Las reformas, dicen, no son otra cosa que una farsa para perpetuar el poder de la casa de Saud.En un país donde todo está controlado desde el palacio del rey Fahd, la voz de la oposición ha sido siempre débil, y sus argumentos, reducidos a manuscritos y grabaciones clandestinas que circulan de mano en mano burlando la vigilancia de la policía.

El mensaje de las raras manifestaciones públicas y de las cintas magnetofónicas y comunicados que cambian de manos en Riyad y otras ciudades es bastante claro: la formación del Shura es una burla a las aspiraciones democráticas. De hecho, sostienen los opositores, no hace sino consolidar el poder de la monarquía de la secta musulmana wahabita.

Diplomáticos occidentales dicen que las protestas tienen sin cuidado al rey porque su régimen descansa sobre bases sólidas. A la tranquilidad real contribuye el elevado grado de indiferencia política y el afán generalizado de hacer fortuna.

Con todo, las protestas reflejan una profunda frustración de sectores religiosos y de intelectuales educados en Occidente frente al proyecto de democratización que la monarquía se ha visto obligada a emprender ante los apremios de Washington.

Cambios cosméticos

El plan oficial trae a la memoria de muchos los cambios cosméticos inspirados en el fugaz proyecto político que el rey Saud emprendió -y acto seguido abandonó- hace casi dos décadas. La visión de Saud no parece haber cambiado: el verdadero poder no se ha hecho para compartir.El jeque Hassan al Saffar, dirigente de la Organización de la Península Arábiga, con sede en Londres, acaba de proclaínar su abierto rechazo a las reformas de Fahd, alegando que en su formulación el rey no consultó a ningún miembro de la oposición. Las reformas, dice Al Saffar en un documento publicado en Teherán, son un ardid para consagrar el carácter absolutista de la monarquía y eliminar el papel de sus súbditos.

"En el Majlis [Parlamento], que se supone debe representar al pueblo, los ciudadanos no tienen siquiera el derecho de elegir a sus dirigentes", apunta el documento. "El presidente del Parlamento es designado por el rey, como lo es su vicepresidente y su secretario general".

Taufik al Shaij, fundador del Comité de Defensa de los Derechos Humanos en Arabia Saudí, añade en un documento conjunto distribuido por la oposición que el "sistema básico" propuesto por Fahd omite, por ejemplo, especificar que la monarquía debe ser constitucional.

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