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El actor que aprendió a insultar a su madre

Se estrena la película 'El niño que gritó puta'

Elsa Fernández-Santos

El actor Harvey Cross, de 14 años, es un chico tranquilo y educado que nunca ha insultado a su madre. Pero para poder interpretar a Dan Love, el psicópata de El niño que gritó puta -primer largometraje del argentino Juan José Campanella-, tuvo que desprenderse de sus modales y aprender una buena lista de improperios verbales y físicos, la mayoría para vomitarlos sobre su madre de ficción. El filme -que se estrena esta semana en Madrid- está basado en la vida real de la guionista y productora de la película.

"Me interesó mucho ver cómo habían sido de pequeños personas como Charles Manson. ¿Tuvieron síntomas durante su crecimiento? ¿Podían sus madres haber hecho algo para cambiar su manera de ser?", ha escrito Catherin May Levin, guionista y productora de El niño que gritó puta, una película basada en sus propias experiencias como madre. Fue ella quien buscó entre los alumnos de cine de la Universidad de Nueva York a un director para su historia."La guionista vio mi cortometraje de fin de curso, El contorsionista, y me llamó para dirigir la película", cuenta Juan José Campanella, un bonaerense de 32 años qué desde 1983 vive en Nueva York estudiando cine y que ha venido a Madrid para promocionar su película. "Si la película es terrible, la historia real de la guionista lo es mucho más", dice Campanella. "Hemos visitado muchos manicomios infantiles, y es increíble averiguar la cantidad de familias que hay como ésta en Estados Unidos, donde entre los adolescentes hay un culto desproporcionado por la violencia y las armas. Pero la película es sobre todo la relación entre una madre paranoica-esquizofrénica con su hijo, un. psicópata", añade este director, que ya proyecta su segunda película en Estados Unidos. "En Europa se tiene una idea equivocada del cine independiente americano. No hay un movimiento independiente: hay directores empeñados en hacer películas. Las hacen con su dinero o el de su familia. Fuera de Nueva York, nadie conoce a Jim Jarmush o a los hermanos Coen".

Tragedia familiar

La actriz Karen Young, muy conocida en los teatros de Broadway, y el propio director se centraron en el personaje de la madre, a la que llenaron de matices que no estaban dentro del guión, quizá porque la guionista no quería culparse a sí misma de su tragedia familiar. "Para nosotros, el niño es víctima de su madre, una mujer perturbada que tuvo a sus hijos siendo muy joven y que es incapaz de darles el afecto necesario", dice el director.Harvey Cross, que tenía 12 años cuando interpretó al protagonista del filme, ayer celebró en Madrid su 14º cumpleaños. Cross, que hasta hace un mes vivía en París -donde ha permanecido dos años-, no entendía por qué durante el rodaje la actriz que interpretaba a su madre no le hablaba. "Para mí actuar es fingir, pero para ella es un trabajo más interior. Por eso no me hablaba. Fue muy extraño, luego comprendí que era su método de trabajo. El mío fue ensayar y estudiar durante un mes antes del rodaje a chicos con estos problemas", dice Cross, que ganó en el pasado Festival de Valladolid el premio a la mejor interpretación y que ha trabajado para John Schlesinger en Los creyentes y para Ridley Scott en La sombra del testigo. "Cuando escogimos a Harvey teníamos algo a nuestro favor: no le impresiona una cámara porque ha trabajado muchas veces delante de ella", apunta Campanella.

El joven actor, un adolescente con un aspecto muy normal (coleta, pecas, vaqueros, zapatos, chaqueta y jersey blanco), ha tenido siempre el apoyo de sus padres. Cross, que estudia en el Liceo Francés de Nueva York, vive en un pequeño apartamento contiguo al de su madre, divorciada de su padre desde hace años, dice que su película favorita es Los 400 golpes, de Truffaut. "Mi padre me la regaló en vídeo hace unos años. A él el cine le apasiona. En su casa tenemos una de esas televisiones enormes en la que vemos miles de películas, ésa es mi forma de estudiar cine: ver películas con mi padre".

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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