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El gancho 'mayor' del pabellón de Madrid en la Expo será una obra 'menor' de Almodóvar

El mayor gancho del pabellón de Madrid en la Expo será un cortometraje de Pedro Almodóvar. Se trata de Salomé, obra menor que precedió incluso a su ópera prima, Pepi, Luci, Boom y otras chicas del montón. Nunca antes se había estrenado. Se supone que será uno de los atractivos culturales del pabellón montado por la Comunidad de Madrid entre los miles de actividades ofrecidas en Sevilla. A 40 días de la inauguración de la Expo, Salomé es uno de los pocos datos que se han podido conocer del programa. Mientras, los responsables de la construcción del edificio de la Comunidad -un cubo abierto de 27 metros de lado , aseguran que estará listo en 15 días, pese a su apariencia de obra inacabada.

Los responsables del pabellón de la Comunidad de Madrid en la Expo tuvieron que descartar la exhibición de otro antiguo filme de Almodóvar -Folle, fólleme, follemetin- por sus 90 minutos de duración, y se decidieron finalmente por la proyección de Salomé, de apenas 20 minutos, que fue rodada en formato de 16 milímetros a finales de los años setenta con actores aficionados.La estética del Madrid de los años de la movida, de una ciudad abierta, constituye el eje central de la programación, que está cerrada ya en un 90%, según los representantes de la Comunidad en la Expo. A la espera de que se haga público el contenido de las actividades, la austeridad en el gasto -640 millones de pesetas- define la presencia de Madrid en Sevilla, frente a los más de 2.000 millones de la participación de Aragón, los 1.000 millones de La Rioja y los 4.000 millones del pabellón de Andalucía.

Los auditorios del pabellón de la Comunidad ofrecerán 136 días de música, teatro o danza, con algunas aportaciones económicas de patrocinadores privados. Por el momento, los organizadores han avanzado que la cancelada exposición de pintores premiados por el Gobierno regional (véase EL PAÍS del pasado jueves) será reemplazada en el mismo espacio -un pasillo en forma de U- por una galería de espejos con imágenes de personajes arquetípicos de Madrid. Los responsables del pabellón pretenden que el visitante se sienta "como en una mágica calle de Madrid", donde, según el punto del recorrido y la inflexión de la luz, se reflejarán unas u otras imágenes de la vida en la capital.

Grupos de animación de tarasca -figuras de carnaval de los pueblos de la sierra madrileña- serán la única concesión a la tradición, en un programa que huye del estereotipo castizo. Pero puede haber sorpresas, como encontrarse con una reproducción de la diosa Cibeles engalanada con ropas de modistas madrileños.

El pabellón de Madrid, una estructura cúbica de 27 metros de lado, situada en la avenida que rodea al estanque de La Cartuja, es externamente el menos acabado. Todo son huecos. Nada está cerrado. El viento, la lluvia, la luz y los visitantes no encuentran obstáculos. Sin embargo, los jefes de obra e instalación de la empresa constructora Cubiertas CMZ, los hermanos Enrique y Juan Carlos Lacave, no tienen reparos en asegurar que todo estará rematado, "a pesar de las apariencias", dentro de 15 días.

Los arquitectos -José Luis Ramón-Solans, Pilar Briales y Ricardo del Amo- están tranquilos, aunque la obra tenía que haberse terminado a primeros de marzo. La realidad es que en estos momentos no hay ni ascensor ni escalera mecánica. La instalación eléctrica exterior, la fontanería y el aire acondicionado aún no están listos. Tampoco se ha pasado la última mano de pintura.

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