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El boicoteo de la oposición ensombrece la victoria electoral del Gobierno mauritano

"La situación está bloqueada pero no creo que se pueda gobernar un país indefinidamente contra su voluntad", dijo ayer Ahmed Uld Dadá, jefe de la oposición mauritana. Sus palabras coincidieron con la publicación de los resultados oficiales de las elecciones legislativas celebradas el viernes y que, por el boicoteo opositor, han asignado una mayoría aplastante al Partido Republicano Democrático Social (PRDS) del actual presidente, Maauya Uld Taya.

El PRDS ha logrado al menos 52 de los 79 escaños que integrarán el nuevo Parlamento de la transición democrática emprendida hace un año por el régimen del coronel Taya. Esta cifra se prevé que aumentará el próximo viernes, cuando se definan, en una segunda vuelta, los nombres correspondientes a los 17 escaños que han quedado sin definir en la primera votación para la Asamblea General del viernes.Frente a la masiva presencia del PRDS, por el momento han logrado un puesto en el Parlamento nueve de las 80 candidaturas de independientes que se presentaron y un representante del Frente Democrático para la Unidad, uno de los grupos (en su mayoría centrados en personalidades y sin apenas base electoral) que no se unió a la consigna de boicoteo lanzada por la oposición.

"Aparte de las moscas no creo que hubiese muchos votantes" decía ayer Dadá al subrayar que "a pesar de los esfuerzos del Gobierno por inflar las cifras, el balance oficial no ha podido dar más de un 28% de votantes en Nuakchot", la capital mauritana.

Baja participación

Para la oposición es absurdo. "el porcentaje global de participación del Gobierno, de algo más del 38%, que roza la tasa dada en las elecciones presidenciales, en las que la población fue masivamente movilizada para expresar su voluntad". Según Dadá, el vacío en las urnas "constituye una gran victoria política de la oposición y del pueblo, que ha contestado masivamente a su llamada a las ciudades muertas.El dirigente opositor minimizó la opinión de los círculos gubernamentales que aseguran que, con su automarginación, la oposición ha perdido su gran oportunidad de hacer oír su voz en el Parlamento, que se encargará de elaborar las leyes de la Mauritania democrática. "Hemos boicoteado estas elecciones y seguiremos en esta postura tanto en la segunda ronda como en los comicios para el Senado; no tiene sentido participar en un proceso que no tiene garantías de legitimidad", dice Dadá al reiterar las exigencias de la oposición de que se revisen los resultados de las presidenciales de enero que, "gracias a un monumental fraude" dieron el triunfo a Taya.

Como comentaba Bechir el Hasan, portavoz de la Unión del Frente Democrático, el principal partido de la oposición, los grupos que se han unido en el boicoteo "se enfrentan ahora al dilema de que no pueden quedarse con las manos cruzadas, pero tampoco pueden animar a sus bases a echarse a las calles y facilitar una reacción violenta del poder que podría llevar incluso a la guerra civil". En este sentido la oposición es consciente de que la búsqueda de una estrategia alternativa les exigirá "un gran esfuerzo de imaginación". Por ello, dicen, su esfuerzo "se centrará en asentar los partidos, que ahora son meras etiquetas por su juventud e inexperiencia".

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