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Alan García se prepara para optar de nuevo a la presidencia de Perú

El ex presidente de Perú Alan García, de 42 años, ha retornado con fuerza a la arena política y parece dispuesto a presentar su candidatura a las elecciones presidenciales de 1995, desde su flamante cargo de secretario general de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA).

El pasado 19 de octubre, García perdió temporalmente la condición de senador y la inmunidad parlamentaria. En una decisión insólita en la historia de Perú, las Cámaras le consideraron como sospechoso de varios delitos de corrupción y le retiraron la inmunidad, tras una votación en el Senado con 38 votos a favor del procesamiento y 17 en contra.En poco más de 100 días, García consiguió que la Corte Suprema fallase de forma definitiva, el pasado 31 de enero, que no había lugar para su procesamiento. La absolución parece haber dado nuevas alas a la carrera de García para volver a intentar llegar a la presidencia de Perú. El 14 de enero, los delegados del APRA le eligieron, por aclamación y sin votación, como nuevo secretario general.

Desde esta plataforma, García planea convertirse en líder de la oposición al presidente Alberto Fujimori y su política neoliberal.

Aunque no ha declarado de forma abierta su intención de presentarse a la presidencia en 1995, ése es su objetivo. Sólo una candidatura presidencial del ex secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar, podría hacer desistir a García de disputar la presidencia. No es que García piense que Pérez de Cuéllar le ganaría la elección, pero estaría dispuesto a "sacrificarse" y dejar pasar un periodo presidencial si Perú necesita una presidencia de tipo "cardenalicio" para tranquilizar al país después del mandato de Fujimori.

El ex presidente acaba de publicar un libro titulado El nuevo totalitarismo. Así califica García al neoliberalismo. García afirma: "Se acepta como verdad absoluta el orden espontáneo modernizante y prometido de la economía mundial. Por consiguiente, la desregulación, la desreglamentación, la no intervención, son las voces de orden", critica García. Añade que "en algunos casos, como el de Perú hoy, se llega a renunciar a la prestación de servicios sociales básicos, como la educación y la salud. Y, naturalmente, detrás de todo está la aceptación pasiva del llamado nuevo orden mundial".

Aunque piensa que no puede ir contra la realidad y se muestra dispuesto a hacer concesiones, García, al menos por ahora, no quiere imitar el modelo de su "compadre", el presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez, y dar un giro en sus posiciones ante una nueva presidencia.

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La posibilidad de ese retorno asusta a la derecha peruana, que ha empezado a llamar la atención sobre el peligro que significa para las inversiones en Perú.

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