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La ONU enviará a Camboya 21.650 "cascos azules"

Antonio Caño

El Consejo de Seguridad aprobó ayer por unanimidad la más ambiciosa misión de cascos azules jamás enviada por las Naciones Unidas: una fuerza de 21.650 hombres se encargará de crear las bases de un sistema democrático y garantizar la paz en Camboya. Entre las dificultades para cumplir con este magno proyecto, la más inminente es la de encontrar financiación para los casi 2.000 millones de dólares que cuesta la operación.

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50.000 hombres de buena voluntad

La misión de la llamada Autoridad de Transición de las Naciones Unidas para Camboya (UNTAC, en sus siglas en inglés) es, nada menos, que desarmar a todas las fuerzas combatientes, repatriar a los refugiados, supervisar la actuación del Gobierno actual y organizar elecciones libres y democráticas en 1993. De hecho, se trata de que la ONU se erija como única autoridad de Camboya hasta que un nuevo Gobierno, democráticamente elegido, puede asumir el poder en esa atormentada nación del sudeste asiático.La histórica resolución aprobada por el Consejo de Seguridad exige, tanto al Gobierno como a las tres organizaciones guerrilleras que se han disputado el poder durante más de una década, la desmovilización de todas sus tropas. Esto supone que la UNTAC deberá encargarse de desarmar a una cifra calculada en tomo a los 400.000 hombres, aunque no existen cifras claras del número de guerrilleros pertenecientes a las distintas facciones.

Encontrar dinero

¿De dónde saldrá el dinero para cumplir con este trabajo? De momento nadie lo sabe. EE UU, que debe contribuir con el 30% de los gastos de esta operación, tiene ya una fuerte deuda contraida con la ONU. Y para el resto, el secretario general, Butros Gali, no ha recibido ningún mandato especial para recolectar los fondos que necesita.

La fuerza de 14.000 cascos azules aprobada justo hace una semana para Yugoslavia no podrá ser co mpletada en varios meses, precisamente por falta de dinero para pagarla. La ONU tiene que hacer desembolsos también para su misión pacificadora en El Salvador. Así es que va a resultar muy dificil que los 16.000 soldados y 6000 civiles que se necesitan para la misión de Camboya puedan ser enviados con la urgencia que se requiere.

La ONU arrastra del año 1991 una deuda de 377 millones de dólares en sus misiones de paz. Entre los principales financiadores, Estados Unidos debe a las operaciones de cascos azules 14.0 millones de dólares; Rusia, 120 millones; Francia, 10 millones, y el Reino Unido, 4 mífiones.

Una de las alternativas presentadas por el secretario general para hacer frente a los gastos que los países no puede cubrir es la de buscar financiación privada, pero hasta el momento no se le ha dado luz verde para esa alternativa.

La cumbre del Consejo de Seguridad celebrada a Finales de enero pasado encomendó a las Naciones Unidas una mayor participación como fuerza de paz, pero no tomó decisiones sobre el dinero necesario para respaldar esa política activa en el mundo.

De acuerdo a la resoluciónaprobada ayer, el grueso de la fuerza de paz en Camboya estará integrado por 12 batallones de infantería. El mando militar lo llevará el general John Sanderson, de Australia, ayudado por el general Jean Michel Loridon, de Francia, mientras que la responsabilidad política correrá a cargo del subsecretario general de la ONU Yasushi Mashi, de Japón.

Llegada escalonada

Los países que integrarán esa fuerza son: Argentina, Finlandia, Francia, Ghana, India, Indonesia, Malasia, Holanda, Fifipinas, Polonia, Singapur y Zimbabue. La resolución prevé que el total de las fuerzas estén deplegadas en Camboya entre mayo y julio próximo, aunque eso está pendiente de que se resuelvan los problemas presupuestarios. De no poderse cumplir con esas fechas, las tropas llegarías de forma escalonada.

Al trabajo de los cascos azules contribuirán 56.000 camboyanos para las labores de registro de la población de ese país de cara a las elecciortes, previstas para mayo de 1993. Se espera que en esos comicios participen todas las organizaciones políticas de Camboya, incluídos los Jemeres Rojos y los grupos leales al actual Gobierno provietnamita.

Camboya está gobernado por fuerzas afines a Vietnam desde que 200.000 soldados de ese país invadieron territorio camboyano en diciembre de 1978, poniendo fin a tres años de mandato de los Jemeres Rojos durante los que murió más de un millón de opositores al régimen.

En 1982, ya en el exilio, los Jemeres Rojos y otros dos grupos no comunistas y pro occidentales formaron, bajo el amparo de China, uan alianza llamada Gobierno de Coalición de la Karnpuchea Democrática, presidida por el príncipe Norodom Sihanuk.

Sihanuk, que había sido derrocado en 1970 por un golpe de estado respaldado por EE UU, había conseguido, como jefe de Estado camboyano, mantener a su país neutral durante la guerra de Vietnam hasta 1969. Desde 1975, Sihanuk contó con el respaldo del Gobierno chino en contra del Gobierno de Phnom Penh, apoyado por la URSS. El año pasado Sihanuk regresó a su país en olor de multitudes.

Camboya cuenta con una población de cerca de ocho millones de habitantes. Tres millones y medio de camboyanos viven en campamentos controlados por la guerrilla en territorio de Tailandia.

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