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La CE consigue una prórroga de dos meses para que la flota siga faenando

F. M. / F. S., La flota pesquera de la CE (650 barcos españoles, 50 portugueses y una treintena de otros países) podrá seguir faenando durante dos meses en aguas marroquíes mientras la Comunidad y las autoridades de Marruecos siguen negociando el muevo acuerdo de pesca, valedero para cuatro años. De no haberse conseguido la prórroga del acuerdo pesquero, la flota hubiera tenido que abandonar antes de las doce de la noche de hoy esa zona. La prórroga fue anunciada a última hora de la tarde de ayer por Manuel Marín, comisario responsable de Pesca de la CE, que viajó ayer de Lisboa a Rabat para intentar arrancar un compromiso en este sentido al ministro marroquí de Asuntos Exteriores.

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Ayer se pensaba que el amarre o el permiso para seguir faenando de forma provisional era una alternativa que no se conocería hasta muy tarde ayer, o incluso esta mañana, ya que el Gobierno marroquí está habituado a manejar la estrategia de la tensión del último minuto.Ante esa situación de suspense y como el acuerdo expiraba hoy, la Comisión Europea envió ayer un télex a Madrid y las otras capitales de los países afectados para que comunicaran la inmediata retirada de los barcos de las aguas jurisdiccionales de Marruecos. Sí se pensaba, sin embargo, que cabía la posibilidad de que se acordara una prórroga, como finalmente ocurrió, que permita a los pesqueros seguir faenando mientras se negocia el nuevo tratado, que sustituye al que entró en vigor el 1 de marzo de 1988.

9.000 pescadores

En el hipotético caso de que finalmente no se consiguiese un acuerdo tras la prórroga, la CE cofinanciará con unos 800 millones de pesetas mensuales los costes del paro de casi 9.000 pescadores afectados. Los países con flota en aguas marroquíes correrán con el resto hasta completar "unas 130.000 pesetas por tripulante embarcado. Los armadores recibirían también una compensación por tonelada de registro bruto del buque, pero la Comisión nada tiene previsto sobre los empleos directos en tierra.

El Consejo de Ministros aprobó ayer ayudas por valor de 2.000 millones de pesetas para financiar los efectos del amarre, lo que da a entender que se contaba con una parada de flota por un periodo de tres meses. 1.200 millones se conceden al conjunto de armadores y 800 a los tripulantes de las embarcaciones. España es el país más interesado en el acuerdo de Pesca con Marruecos, ya que cuenta con licencias para 650 pesqueros de los 736 autorizados para toda la Comunidad.

Los empleos directos que proporciona este caladero, uno de los más ricos, son unos 10.000 y 26.000 los indirectamente implicados, según fuentes del sector. Las flotas artesanales de Andalucía y Canarias son las más perjudicadas.

El acuerdo pesquero con Marruecos representa un valor comercial más importante que todo el resto junto de los que tiene suscritos la Comunidad con terceros países. En 1987, la CE asumió las competencias sobre las relaciones que anteriormente negociaba bilateralmente España. El 31 de diciembre de aquel año, ante la falta de acuerdo, el Gobierno marroquí decretó la expulsión de la flota pesquera comunitaria. Las dos veces que la Comisión Europea ha asumido esta negociación ha sido incapaz de lograr un compromiso a tiempo.

Fuentes de la comisaría de Pesca señalaron ayer que "el acuerdo ya estaría concluido de no haberse producido el rechazo por parte del Parlamento Europeo, el pasado día 15 de enero, del protocolo de ayuda financiera a Marruecos". Esta previsión contradice la advertencia dada en en el mes de diciembre por las autoridades marroquíes en el sentido de que sería necesario amarrar la flota durante tres meses.

A las dos partes le separan notables diferencias sobre las compensaciones económicas -actualmente se elevan a 9.148 millones de pesetas al año- y sobre el volumen de capturas de pesca (ahora pueden faenar 736 buques, equivalentes a 99.287 toneladas de registro bruto). La cuota española es de más del 90% del total.

Fuentes comunitarias señalaron ayer que la principal dificultad es, en estos momentos, "la exigencia de pagar un precio de exclusiva" por pescar en unas aguas en las que también faenan los pesqueros rusos, bálticos y coreanos, además de un número creciente de buques que ostentan el pabellón marroquí.

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