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El Ártico guarda secretos radiactivos

La URSS ha arrojado durante 20 años peligrosos residuos nucleares en el mar de Kara

Miles de toneladas de residuos nucleares, procedentes en su mayor parte de reactores de submarinos y barcos rompehielos, fueron vertidos por la Unión Soviética en el océano Ártico entre los años 1964 y 1986. "Como los barriles, preparados para resultar estancos, no se hundían, los soldados tenían órdenes de agujerearlos con disparos", declaró el experto nuclear ruso Andréi Zolotkov al periodista británico Andrew Veitch, de Canal 4. Zolotkov afirma haber tenido acceso a los informes, hasta ahora secretos, que recogen la existencia de este cementerio del mar de Kara, en las costas del archipiélago de Nueva Zembla, considerado una bomba de relojería radiactiva.Según los cálculos de la organización ecologista Greenpeace, 17.000 barriles con residuos líquidos y sólidos de alta y media actividad fueron hundidos en al menos 10 lugares de las costas del archipiélago de .Nueva Zembla, dos grandes islas dispuestas en arco con una extensión total de 82.600 kilómetros cuadrados, escenario de frecuentes ensayos atómicos, informa Ricardo Moreno. Greenpeace cita como fuentes para sus estimaciones al investigador soviético Alexandr Emelanákov, presidente de la Asociación contra las Pruebas Nucleares en el mencionado archipiélago, y también a Zolotkov.

Por primera vez, fuentes soviéticas confirman el vertido de sustancias radiactivas a dicho mar. Según estos datos, en algunos casos se trató de accidentes submarinos, como los ocurridos en mayo de 1968 y en 1982: en los golfos de Stiepóvov y Abrosimov, del archipiélago, se hundieron submarinos enteros con el combustible a bordo todavía, cuando la profundidad del agua en esta zona es de pocas decenas de metros, mucho menor que el calado requerido por el Organismo Internacional de la Energía Atómica para las fosas radiactivas. En la zona de Murmansk se concentra la flota ex soviética del norte, con submarinos y rompehielos de propulsión nuclear.

A pesar de que la URSS había firmado los convenios internacionales que regulan el vertido de residuos radiactivos en el mar, práctica que varios países realizaban periódicamente hasta que fue interrumpida en 1983, no aplicó estos convenios al ámbito militar. Según Zolotkov, los vertidos se realizaron sin control y tanto desde las naves militares como desde las de la compañía naviera de Murmansk, que realiza transportes para la Armada.

La existencia del cementerio nuclear ha provocado la alarma en los países escandinavos, pero también en la ciudad de Murmansk, probablemente la que tiene en sus alrededores la mayor concentración de instalaciones nucleares del mundo.

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