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La salida de Madrid hacia La Coruña se convertirá en una autopista a la carta

Javier Casqueiro

Salir o entrar por la carretera nacional de La Coruña en coche, autobús o moto será circular a la carta. El Ministerio de Obras Públicas está ampliando esta vía para "adaptarla al gusto de la demanda". Los seis carriles actuales se convertirán en 10, cinco en cada sentido, y los dos centrales serán reversibles y quedarán reservados para autobuses y coches con máxima ocupación. El proyecto cubrirá en un principio los primeros 16 kilómetros, costará más de 15.000 millones y no se ha hecho nunca en Europa. Con esta actuación se agotan las posibilidades futuras del corredor oeste.

Los responsables técnicos y políticos del ministerio están especialmente sensibilizados con el proyecto de ampliación de la carretera de La Coruña, considerado "muy imaginativo y avanzado".El ministerio no se había gastado un duro en los últimos 27 años en mejorar la capacidad de este acceso a Madrid por el norte, y es evidente que se ha quedado desfasado.

Los datos más recientes demuestran que es utilizada diariamente por casi 130.000 vehículos.

De este despliegue de automóviles, 3.000 son autobuses, lo que supone que unas 55.000 personas se comunican con Madrid desde Aravaca, Pozuelo, Majadahonda y Las Rozas con este tipo de transporte público.

Pero el trayecto se hace complicado, lento y plagado de atascos, sobre todo en las horas punta. Entre las siete y las ocho de la mañana se aproximan a Madrid por esta carretera unos 9.000 vehículos, muchos más que en cualquier otro intervalo horario.

Barreras separadoras

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El ministerio quiere aprovechar el ensanchamiento de esta autopista para potenciar el desarrollo del transporte público. Con este objetivo, la plataforma de la calzada pasará, cuando se terminen las obras que empezaron hace un mes, de tres carriles en cada sentido a cuatro.

Otros dos carriles se instalarán en el medio, protegidos por barreras separadoras especiales, para encaminar exclusivamente a autobuses y coches ocupados por al menos dos o tres personas.

"Será como un tren de autobuses sobre una vía expedita, fácil, sin problemas de congestión", apunta José Javier Dombriz Lozano, director general de carreteras del Ministerio de Obras Públicas y Transportes.

Estos carriles centrales se adaptarán, en cada sentido, a lo que reclame la demanda. A primera hora de la mañana, con la máxima afluencia, se dedicarán para entrar a la ciudad. Durante el resto del día, para autocares y coches con máxima ocupación (sistema bus/vao o car pool en EE UU). Y al finalizar la jornada, para potenciar la salida. Los fines de semana, las operaciones salida de vacaciones y las de los puentes también se beneficiarán de esta maleabilidad de la carretera.

Los separadores, construidos al estilo Nueva Jersey, con hormigón recubierto de plástico, serán fácilmente movibles, en el caso de que se haga necesario, para dar más amplitud a esta zona protegida.

Habrá tres embarques para los usuarios de los autobuses: uno en Aravaca y dos entre este barrio y Majadahonda, y se desechan las paradas intermedias en el nuevo vial, con el que se enlazará en Las Rozas por encima de la N-VI sobre el desvío de la carretera de El Escorial.

Todas estas posibilidades convierten el proyecto en un experimento. No hay ninguna ciudad europea que disponga de una carretera con estas características, aunque sí se ha probado en siete urbes estadounidenses.

La incorporación a esta vía separada con barreras se controlará con presencia policial o por medio de una tarjeta magnética inteligente, que deberán llevar los coches. Este sistema ha sido experimentado ya -y precisamente en esta carretera- por la Comunidad de Madrid a través del Consorcio Regional de Transportes (en el que están representadas las tres administraciones públicas).

La comunidad aprovechará esta actuación para construir en Moncloa, bajo el Arco del Triunfo, una estación intermodal que comunique a los autobuses con dos líneas de metro.

Daño ecológico

El lado oscuro del proyecto se ha empezado a apreciar en el último mes. El daño ecológico ha sido notable sobre el arbolado establecido hasta ahora en los arcenes, pero no se ha cuantificado.

El ministerio asegura que se elaborará un estudio paisajístico para reponer y rehabilitar, incluso con arquitectos especializados y escultores, el entorno de la carretera.

Durante las obras, que se pueden prolongar hasta los primeros meses de 1994, no se interrumpirá el tráfico, pero sí se producirán molestias.

Además, el proceso en marcha de las expropiaciones de los terrenos afectados también ha producido tensiones. En su mayoría están aliviadas, pero, por ejemplo, con los propietarios de la discoteca Oh! y del restaurante La Pérgola todavía no se ha llegado a un acuerdo.

Sin embargo, la verdadera preocupación en el Ministerio de Obras Públicas y Transportes es el futuro de la zona en cuanto a accesos, que se considera nulo. "El corredor oeste está agotado, y las tensiones urbanísticas en esta parte de Madrid deberían mesurarse más a partir de ahora", sostiene Dombriz Lozano.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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