Las bombas se reencarnan
Las cabezas de los euromisiles volvieron 'maquilladas' al Viejo Continente'
Las bombas nucleares pueden reencarnarse. Así ha ocurrido con las cabezas atómicas W85 que a bordo de los misiles Pershing II estuvieron apuntando a la Unión Soviética desde Europa occidental hasta que se firmó en junio de 1988 el Tratado INF (fuerzas nucleares de alcance intermedio, conocidas como euromisiles). Si alguien supuso que, una vez devueltas a Estados Unidos, iban a ser desmanteladas, estaba muy equivocado. El tratado no contemplaba su destrucción.Ahora se llaman B61 Mod 10, forman parte del arsenal de bombas nucleares de gravedad de la OTAN y se encuentran cuidadosamente almacenadas en Europa para su eventual utilización por parte de bombarderos estratégicos y tácticos pertenecientes a las fuerzas aéreas, navales y de Infantería de Marina de Estados Unidos.
Lo más que se ha hecho con ellas es dotarlas de un código electrónico de 12 dígitos capaz de desactivarlas si el microprocesador recibe sucesivas órdenes incorrectas por parte de un usuario no autorizado.
La reencarnación de las cabezas nucleares estadounidenses se llevó a cabo en la planta de montaje Pantex, en el Estado de Tejas, dependiente del Departamento de Energía.
La aceleración del proceso de desarme nuclear (que por decisión del presidente George Bush incluirá las citadas B61) ha alcanzado de lleno al corazón de la industria militar de Estados Unidos y de la Comunidad de Estados Independientes (CEI, antigua Unión Soviética).
Los más de 100.000 estadounidenses (15.000 son científicos y el resto técnicos y obreros) que trabajan en los laboratorios nucleares de Los Álamos y Sandia (ambos en Nuevo México) y de Lawrence Livermore (California), así como en las plantas industriales diseminadas por 13 Estados ven pender sobre sus cabezas una espada de doble filo: la reconversión forzosa o el paro. Todo lo más, podrán dedicarse durante un tiempo al delicado proceso de desmantelar las cabezas atómicas que con tanto primor montaron... ellos o sus enemigos de antaño.
Desarme Internacional
El Pentágono ha dado ya un primer paso en este sentido, al promover la creación del proyecto Desarme Internacional junto con tres empresas norteamericanas: Babcock & Wilson, Lockheed y Olin. Después de todo, las necesidades de los rusos son infinitas, y el temor que le producen a Occidente las decenas de miles de ojivas nucleares desperdigadas por la CEI, también. Por ello, es muy posible que los organismos internacionales acaben dotándose de instalaciones de desmantel am lento que les permitan controlar directamente el proceso de destrucción de las armas nucleares, tanto de Rusia como de EE UU, así como el almacenamiento de los explosivos nucleares. Moscú ha propuesto, incluso, la creación de una Agencia Internacional para la Eliminación de las Armas Nucleares.
Francia, según relata el periodista Alain Raymond, también está a punto de poner en el mercado un prototipo de desmanteladora nuclear capaz de garantizar un proceso no contaminante, transparente y seguro que convierta los combustibles de fisión en lingotes de uranio, plutonio o tritio.
La instalación ideal para desmantelar armas nucleares costaría unos 200 millones de dólares (20.000 millones de pesetas), podría emplear a 100 personas trabajando a un ritmo de ocho ojivas diarias (25.000 en una década), que traducido a elementos radioactivos equivaldría a unos 40 kilos de plutonio, 160 kilos de uranio altamente enriquecido en U-235 y unos ocho kilos de tritio. Su capacidad de almacenamiento rondaría los 800 contenedores, 16.000 kilos de uranio y 4.000 kilos de plutonio.
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