"Mi técnica me la he hecho sola, y estoy orgullosa"
Pregunta. ¿El milagro está en su técnica?Respuesta. Yo estudié un poco en Módena y luego me perfeccioné en Mantua con el maestro Campo Galiani. Pero he trabajado muchísimo por mi cuenta. La técnica me la he hecho sola, y estoy muy orgullosa de ello. Lo he conseguido. No ha sido así por desconfianza hacia los maestros, sino porque, desde niña, he sido siempre muy curiosa. He querido conocerlo todo, empezando por mi instrumento, ya que soy yo la que debe usarlo. Y, con paciencia, lo he conseguido.
P. De niña, ¿recuerda qué quería ser?
R. Cantante de ópera. Mi madre decía que, desde los tres o cuatro años, cuando oía ópera por la radio, dejaba todo lo que estuviera haciendo, cualquier juego, para escuchar como encantada. Yo no recuerdo, naturalmente, estas sensaciones, pero se ve que la música, el canto, me producía ya entonces emociones. Y, afortunadamente, sigue produciéndomelas.
P. ¿Tenía antecedentes familiares en la ópera?
R. Sí, Valentina Bortolamasi, una prima de mi abuela materna, fue soprano dramática. Hay discos suyos con el famosísimo Bernardo de Muro, pero, por desgracia, murió demasiado joven. Aunque en el ambiente la conocen. Luego, los hermanos de mi madre tenían bellísimas voces, uno de tenor, otro de barítono. Efectivamente, había alguna tradición.
P. ¿Es cierto que comenzó con La bohème?
R. Mi debú en el teatro fue como Micaela, en Carmen, el 3 de febrero de 1955, hace 37 años. Y mi segunda ópera fue La bohème, que luego me ha acompañado toda la vida. Pero debo decir que estoy muy contenta de haber cantado en estos últimos años óperas como Manon, de Puccini; Adriana Lecouvreur, la Tatiana del Eugenio Onegin o el papel de Liza en La Dama de Picos, óperas en las que no habría pensado jamás. Ya antes había cantado Aida, Don Carlos, Ernani, Simón Bocanegra, Otello...
El tiempo
P. ¿Cómo consigue seguir alternando papeles tan diversos vocalmente como son los de Desdémona y Mimí?
R. Yo siempre he tenido mucho cuidado de cantar una sola ópera durante un tiempo, y luego, antes de cambiar de papel coger un periodo de descanso que varía según las óperas. De lo contrario, se fuerzan las cuerdas vocales. Me gusta tomarme mi tiempo.
P. ¿Quién sería su Rodolfo histórico?
R. Es difícil decirlo, porque he tenido la fortuna de hacer La bohème con todos los grandes tenores, y cada uno tiene sus cualidades. La he hecho con Raimondi, Di Stefano, Pavarotti, Carreras, Domingo, Dvorski y muchos otros. En estos casos no es posible responder, ni sería diplomático.
P. ¿Su carrera de madurez se ha desarrollado más en Estados Unidos que en Europa?
R. No, he cantado muchísimo en el Covent Garden, por ejemplo, aunque últimamente menos. Estas cosas dependen mucho de las nuevas direcciones de los teatros, lo que es incluso lógico y normal. A veces tienen otras amistades u otros cantantes de confianza, sin que eso quiera decir que a mí no me quieran. Es normalísimo. En Madrid, en la Zarzuela, he cantado Carmen, Turandot, Manon de Massenet, La bohème con Pavarotti, he cantado mucho. Pero últimamente he cantado más en Barcelona, y ¿por qué? Porque conocí a Luis Andreu hace muchos años en Milán, y, lógicamente, cuando le hicieron director del teatro, ¿a quién quiso? A sus amigos, como yo. (Interviene aquí el gran bajo Nicolai Ghiaurov, marido de Mirella Freni: "¿Por qué dices amigos? Contrató a grandes cantantes, se puede decir con toda modestia"). Sí, Nicola (prosigue, con una risa, Mirella Freni), pero, si a mí me hicieran directora de un teatro, llamaría a los amigos, porque éstos me van a decir que sí y otros es posible que prefieran atender otros compromisos. Creo que ahora lo he explicado claro.
P. ¿Hay crisis artística en la ópera?
R. Desde que era niña, siempre he oído decir que había crisis en la ópera. Y, seguramente, sí, hay problemas, como en todas las cosas. El principal problema es que hoy todo debe hacerse con prisa, que no hay tiempo suficiente para profundizar en las cosas, para conocerlas y dejarlas madurar. Los jóvenes, hoy, corren, eligen repertorios equivo cados, porque quieren triunfar enseguida. Y esto ni siquiera es culpa suya, es el mundo, que va así. P. Su larga carrera copio cantante no parece tener límite. En 1993 interpretará la ópera Adriana Lecouvreur en Japón con el Comunale de Bologna. ¿No ha pensado nunca en dedicarse a enseñar canto?
R. Sí, me gustaría dedicarme a la enseñanza cuando me retire. Y espero no destrozar la voz de nadie.
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