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La guerrilla musulmana interrumpe sus ataques contra territorio israelí

El temor a las represalias israelíes redujo drásticamente ayer el fuego de la guerrilla musulmana Hezbolá (proiraní) en el sur de Libano, a petición del Gobierno de Beirut, que trataba de aplacar el entusiasmo de los artilleros islámicos para no verse frente a una crisis mayor. Un día después de que un cohete Katyusha causara en la zona la primer víctima civil israelí desde 1982, los guerrilleros proiraníes de¡ Hezbolá aceptaron interrumpir sus bombardeos sobre territorio israelí y limitarse a disparar contra posiciones del Ejército de Tel Aviv en la "zona de seguridad" en el sur libanés.

La decisión fue adoptada tras conversaciones mantenidas por las guerrillas proiranies de Hezbolá con representantes de los Ejércitos libanés y sirio y las milicias prosirias de Amal.Mientras Israel estudiaba opciones para castigar la muerte de una niña de cinco años fulminada por un Katyusha en el jardín de su casa de Galilea el jueves, los guerrilleros musulmanes se atrincheraban velozmente en varias aldeas del sur.

Fueron las declaraciones que hizo ayer el comandante del Ejército israelí, el general Ehud Barak, las que pusieron a guerrilleros y políticos árabes en guardia.

Advertencia

Barak envió indirectamente un mensaje a los Gobiernos de Siria y de Líbano cuando reiteró que Israel no desea lanzar una nueva invasión, y mucho menos ir a una nueva guerra con sus vecinos, por la actividad de la guerrilla musulmana libanesa. "Nadie puede arrastrarnos a una guerra ni a una no deseada incursión masiva en Líbano", dijo. "Con todo, vamos a seguir actuando contra los terroristas o quienquiera que busque atacar los asentamientos en Galilea".

Desde Beirut partieron señales similares. Nabi Berri, líder de la milicia Amal, que se ha sumado con entusiasmo a sus otrora enemigos del Hezbolá para la campaña del sur, instó a sus seguidores a afinar la puntería. Los ataques, dijo Berri, deben limitarse a posiciones militares dentro de la zona ocupada y no golpear a Israel porque ello daría "pretextos" al Estado israelí para invadir Líbano.

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El Ejército libanés, que no es ni mucho menos rival para Israel, también trataba de inspirar mesura a los millares de guerrilleros que se han apostado al norte de la llamada "zona de seguridad". En una reunión del Consejo de Defensa, el presidente Elías Haraui pidió mayor vigilancia castrense para limitar los movimientos del Hezbolá.

Según fuentes militares, los siete Katyushas disparados ayer por los guerrilleros musulmanes se estrellaron en las desoladas colinas rocosas de la franja ocupada, sin causar bajas ni daños. Pero si en la práctica los guerrilleros parecían haber entendido el mensaje de Beirut y de Tel Aviv, la retórica de sus líderes seguía siendo incendiaria.

"Lo que le decimos a Shamir es que nuestra guerra contra él es y va a ser larga", declaró el jeque Hassan Nasralah, sucesor del líder del Hezbolá, Abas Musawi, cuyo asesinato en una emboscada aérea israelí hace una semana desató la más vigorosa ofensiva guerrillera desde Líbano en casi una década. [El diario The New York Times publicó ayer que Israel decidió hace meses matar al líder de Hezbolá, Abas Musawi, pero pospuso el asesinato debido a las negociaciones para la liberación de los rehenes en Líbano, según funcionarios israelíes, informa Efe.]

En el sur, los centenares de milicianos que partieron de Be¡rut en los últimos días se aprestaban al combate. Según informes de Kafra y Yater, las dos aldeas sobre las que el Ejército de Israel avanzó el jueves en una recia incursión punitiva, los milicianos han minado los caminos de acceso. "En cada tejado hay guerrilleros, muchos de ellos con baterías antiaéreas nuevas", dijo un residente de Kafra.

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