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Vuelta al sonido

Orquesta Sinfónica de RTV EspañolaDirector: S. Comissiona. Solistas: F. Helmerson (violonchelo) y P. Ceballos (viola). Obras de Gombau, Gerhard y Strauss. Teatro Monumental. Madrid. 20 y 21 de febrero.

Sergiu Comissiona, al frente de la Sinfónica de RTVE, ofreció a los asiduos del Monumental un programa quijotesco. No es que el maestro rumano se entregara a ningún deliquio idealista, a combatir con los molinos o a castigar malandrines y follones, sino que seleccionó tres partituras entre las muchas de todo género que han tomado al héroe de Cervantes como protagonista.

Una vieja novedad: Don Quijote velando las armas, poema, de Gerardo Gombau, el hermano mayor de la generación de los 50, como escribe Ramón Barce en unas notas de programa modélicas en su fondo y en su forma. Este Don Quijote nació en 1945 y valió a Gerardo el premio de composición del Real Conservatorio. Está excelentemente escrito dentro de, una línea romántica y nacional muy propia del maestro de Gombau, Conrado del Campo, pero sujeta a los imperativos de una época que va desde los años 25 a los 50. Todos pensamos que el desinterés generalizado que caracteriza a nuestro ambiente musical, unido a la imperiosa necesidad por parte de los compositores de subsistir con cierto decoro, han ocultado, si no han quebrado, más de un talento. La recuperación de la obra de Gombau es algo que me parece necesario y prioritario al retorno de los maestros del XIX en los que la musicología actual ha parado sus mientes, quizá un poco harta de la eterna glorificación de nuestra edad de oro.

Belleza

De las Danzas de Don Quijote, de Roberto Gerhard (quien ponía su nombre en castellano incluso en las ediciones inglesas después de adoptar la nacionalidad británica), poco hay que decir, pues se vienen programando desde 1971. Son bellas e interesantes y, como' sucede en el caso de Esplá, nos dan una curiosa versión levantina del caballero manchego, en la que Gerhard, casi inconscientemente, introduce junto a las inevitables seguidillas algún temilla de su tierra tarraconense de Valls, "único paisaje en el mundo que para mi sentimiento es más bello que la vega granadina", tal y como le escribía a Ángel Barrios en 1921.

En la segunda parte sonó la grande y genial quijotada que son las variaciones caballerescas de Ricardo Strauss, con violonchelo solista, pero también con una parte destacada para viola. Tocó Franz Helmerson, violonchelista sueco de 47 años, de calidades supremamente refinadas. Por sonido, por línea y por espíritu, su Quijote es la pura idealización de lo ideal, y tuvo en el violista salmantino Pablo Ceballos una respuesta adecuada. La orquesta se contagió en todo momento de la vitalidad propia de Comissiona, con lo que la tarde musical cervantina resultó redonda y envuelta en aplausos.

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