_
_
_
_

EE UU y Rusia negociarán un ambicioso desarme nuclear en un clima de cooperación sin precedentes

"Hemos estado de acuerdo en que podríamos llegar a ser aliados". Esta frase, pronunciada ayer por Andréi Kozirev, ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, pone de manifiesto hasta qué punto los antiguos adversarios de la guerra fría han modificado sustancialmente sus relaciones. Las conversaciones que el secretario de Estado norteamericano, James Baker, mantuvo ayer y el lunes con el presidente ruso, Borís Yeltsin, y el propio Kozirev han consolidado el nuevo clima de amistad generado el 1 de febrero en Camp David. Un clima que ni siquiera ha podido empañar un incidente que en otros tiempos habría provocado estremecimientos: la colisión de un submarino nuclear norteamericano con otro ex soviético en aguas rusas.

Más información
El Ejército Rojo quiere situarse por encima del Estado

Kozirev afirmó ayer que la época de las largas negociaciones sobre desarme nuclear está superada y mostró su confianza en que para el próximo mes de julio, en que prevé una cumbre entre el presidente norteamericano, George Bush, y el ruso, Borís Yeltsin, esté listo un nuevo acuerdo de reducción de misiles estratégicos que reduzca los recortes ya pactados en el START, firmado el verano pasado por el propio Bush y Mijaíl Gorbachov. Este acuerdo rebajaba de 12.000 a 9.000 las cabezas nucleares norteamericanas y de 11.000 a 7.000 las soviéticas. Aunque la reducción auspiciada por Bush prevé la conservación por ambas partes de 4.500 cabezas nucleares y la propuesta de Yeltsin considera un techo de sólo 2.500, Kozirev afirmó que las diferencias de cifras "son escasas".En vez de largas conversaciones técnicas, precisó Kozirev, habrá negociaciones entre los ministros de Asuntos Exteriores, que volverán a reunirse el próximo mes para dar un nuevo impulso al desarme. Baker confirmó esa propuesta al subrayar que en esta nueva etapa "los problemas de control de armamentos y desarme los estamos abordando de manera diferente". "Afortunadamente", agregó, "hemos superado la etapa" en que se consumían "meses y años en discusiones sobre los más mínimos detalles".

Coincidiendo con estas nuevas conversaciones y atmósfera sobre desarme, ayer se hizo público en Moscú que la Armada de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) ha elevado un informe al comandante en jefe en el que da cuenta de la colisión, el pasado día 11, de un submarino nuclear propio que efectuaba unos ejercicios en el mar de Barents con otro submarino nuclear norteamericano, "dentro de los límites de las aguas jurisdiccionales rusas".

Las autoridades navales apuntan que se debería elevar una protesta porque el navío norteamericano carecía de permiso para navegar por esas aguas, frente a la península de Kola, y rechazan la versión de Washington de que el submarino se hallaba en aguas internacionales.

Protesta de Moscú

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

"El hecho de que un submarino extranjero estuviera operando secretamente en nuestra aguas no puede sino provocar una justificada preocupación en el liderazgo ruso", dice el informe. Hasta ahora, el mando de la Flota de la CEI es el que ha mostrado mayores reticencias al proceso político que se está desarrollando en la antigua Unión Soviética. Moscú ha dicho que va a protestar por el suceso, del que Baker informó el lunes a Yeltsin.

El presidente ruso también ha propuesto la creación de un sistema conjunto de alerta antimisiles para hacer frente a eventuales ataques de países que pudieran llegar a fabricar el arma nuclear. Sobre ello, Baker dijo haber hablado con sus interlocutores de la posibilidad de "compartir tecnología en este área" y que se había acordado que, tras efectuar consultas con los aliados occidentales, se abordaría la. posibilidad de crear "un centro de alerta rápida de misiles balísticos".

En una conferencia de prensa distinta, el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de la CEI, mariscal Yevgueni Sháposhriikov, rechazó que la falta de presupuesto pudiera ser un impedimiento para que Rusia y otros países de la Comunidad pudieran colaborar en la puesta en marcha de un moderno sistema antimisiles.

Sháposhnikov también dijo que, en contra de lo solicitado por las autoridades ucranias, no iba a actuar contra las tripulaciones de seis bombarderos que el jueves se llevaron sus aparatos de Ucrania. El mariscal trató de quitar hierro a la decisión del Gobierno de Kiev de apoderarse de 21 aviones de una división catalogada como estratégica y, por lo tanto, bajo el mando de la CEL El hecho de que el comandante de esa división hubiera jurado fidelidad a Ucrania no significaba que la división, repartida en bases de ese país y de Rusia, hubiera pasado a manos ucranias, señaló. Sin embargo, el jefe del Estado Mayor en funciones de Ucrania aseguró que todos los pilotos habían prometido lealtad a la república. Algunos analistas temen que incidentes de este tipo socaven la precaria estabilidad del comando estratégico conjunto de la CEI

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_