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Entrevista:

"EE UU exporta con éxito lo peor de su cultura"

Para Sombras y niebla, su última película, Woody Allen ha elegido el blanco y negro. Y para sus confidencias más acuciantes, la melancolía del cine expresionista.Pregunta. Sombras y niebla es un filme muy europeo, impregnado de una atmósfera kafkiana. ¿lo pretendía usted así?

Respuesta. Sí y no, cuando se me ocurrió la historia no era consciente de ello. Pretendía sobre todo contar y filmar una metáfora de mi cosecha. La atmósfera kafkiana es indiscutible, pero en cierta manera es involuntaria.

P. Usted interpreta a un personaje que intenta sin cesar comprender la situación en la que está inmerso, pero al que nadie da una explicación.

R. En la película ningún personaje parece comprender lo que pasa. No únicamente yo estoy en esa situación.

P. Extraña situación, de todas maneras, porque es a lo largo de una noche extraordinaria a la vez el cazador y la presa.

R. Mi personaje busca desesperadamente participar en la caza colectiva de un asesino. Quiere ayudar. Lo trágico y lo cómico de la situación vienen del hecho de que, poco a poco, es a él a quien persiguen. El cazador se convierte en víctima.

P. Tras haber visto esta película rodada en blanco y negro es imposible imaginarla en color.

R. Tiene razón. Al escribirla sabía que no podía rodarla de otra manera. No puedo sino admirarme de la generosidad de la productora Orion por haberme dado una libertad total. Su actitud es tanto más loable, ya que sabían el riesgo que corrían: hacer una película en blanco y negro hoy significa privarse de golpe de importantes recursos comerciales. Y, por lo tanto, me han dejado hacerlo a mi manera.

P. ¿Ha vuelto a ver las películas expresionistas de los años veinte, como las de Lang y Murnau, antes de comenzar el rodaje?

R. No me hacía falta, porque las conozco muy bien. La idea de partida sugería de una manera casi obligatoria lo que había que hacer. Una vez encontrada la idea supe inmediatamente que la historia se desarrollaría durante una noche, en las calles de una ciudad sumergida en la niebla. No cabía duda.

P. Sombras y niebla no es una parodia de las películas de los años veinte. ¿Se trata de un homenaje a los cineastas alemanes del pasado?

R. No, en realidad no. Era la única manera de contar esta historia.

P. Sin embargo hay referencias muy precisas a Murnau o Tod Browning.

R. Pero no son explícitas. Sabe, cuando un americano de mi medio se imagina la Europa de los años veinte, las imágenes de callejuelas inquietantes y tortuosas y del ambiente del circo le vienen espontáneamente.

P. Al final de la película, hace decir a un personaje que todo hombre en su vida tiene tanta necesidad de ilusión como de aire para respirar...

R. ¡Ah, sí! Lo creo firmemente. Creo que demasiada realidad es una carga muy pesada de llevar.

De una manera u otra hay que engañarse a sí mismo, cultivar voluntariamente las ilusiones, desarrollar una actitud estética frente a la realidad. Este punto de vista es muy pesimista, lo sé, pero es el mío.

P. Sombras y niebla es una comedia que aborda temas muy serios: la existencia de Dios, la naturaleza del mal, la angustia de la muerte y el desencadenamiento del odio colectivo. En suma, hace el inventario de todas sus obsesiones.

R. Esta película ha sido una ocasión excelente para explorarlas de nuevo.

P. Pero tiene usted una visión demasiado negra de Europa.

R. Cuando pienso en las pequeñas ciudades de la Mitteleuropa de aquellos años, los anteriores a Hitler, veo ciudades claustrofóbicas, llenas de supersticiones, de temerosa religiosidad y de antisemitismo. Evidentemente todo es muy sombrío.

P. Rara vez ha hablado usted de sexualidad con tanta pasión Las escenas del burdel son muy alegres mientras que fuera, el peligro está por doquier.

R. En la película, el burdel es con el circo, el único lugar del que no ha sido desterrada la Humanidad. Un lugar donde las personas, en esa noche fría y brumosa, intentan divertirse deseperadamente y seguir siendo seres humanos, cueste lo que cueste.

P. Usted ha creado muchos personajes. ¿Ha sido difícil de escribir el guión?

R. Sí, he tenido algunas dificultades en describir el conjunto. Al principio de mi carrera, no podía imaginar más que un único personaje: yo mismo. Y si acaso una mujer. Poco a poco, familiarizándome cada vez más con la obra de Chéjov, he intráducido más y más personajes y he trabajado sobre el conjunto.

P. ¿Desconfía usted de la acogida del público americano?

R. No me preocupa. Está cantado. Un filme en blanco y negro que tiene lugar en la Europa de los años veinte está condenado de antemano. Aquí a la gente sólo le gustan las películas contemporáneas con las que pueden identificarse. Espero que el público europeo me dará su confianza una vez más. ¿Sabe usted que Alice ha logrado más taquilla en París que en todo Estados Unidos?

P. Usted hace una película al año. Es mucho. ¿Es que siempre busca realizar la obra maestra de sus sueños?

R. Tengosiempre ese fantasma, es cierto. Una película al año es un ritmo razonable. Dentro de una semana habré acabado el rodaje de mi próxima película. ¿Qué podría hacer después sino comenzar a escribir otra? Tengo necesidad de trabajar. Escribir, rodar, interpretar, es la única vía que encontrado para escapar a la depresión. Así no me obsesiono demasiado.

P. ¿Contempla siempre su trabajo de una forma crítica?

R. Sin duda. Sé lo qué es una buena película. Estoy obligado a ser muy objetivo con todo lo que hago. Aun cuando la acogida de mis filmes sea excelente, no soy nunca ingenuo. Algunas películas que han tenido una gran éxito de público son para mí auténticos fracasos artísticos. También pasa lo contrario.

P. ¿Es usted pesimista sobre el futuro de la cultura en Estados Unidos?

R. Sí, allí la cultura está en peligro, pero mi verdadero miedo es que América no exporta con éxito más que los peores aspectos de su cultura, y que en Europa y en Japón se dedican ustedes a imitarnos. Espero que ustedes resistan a la apisonadora de la mediocridad.

P. ¿Sueña usted con una Europa como santuario cultural?

R. McLuhan ha dicho que en Estados Unidos los libros o las películas se convertirán pronto en objetos de arte, en objetos de museo; tiene razón.

P. ¿Piensa usted ya en sus próximas películas?

R. Sin duda, sobre todo desde el momento en que estoy a punto de terminar la siguiente.

P. ¿De qué trata su próximo filme? ¿Tiene título?

R. Nunca tengo el título hasta haber terminado completamente la película. Es una comedia contemporánea que se desarrolla en Nueva York. Una película sobre la emoción. Los actores somos yo, Mia Farrow, Julie Davies y Sidney Pollack, el director.

P. Al igual que Bergman su vida profesional y su vida privada se entremezclan. Tiene usted la tendencia a casarse o a enamorarse de sus actrices.

R. No hay nada más normal. Cuando se hace una película se tienen relaciones personales muy fuertes con los interpretes. Amarlos me facilita el trabajo. Ahora conozco tan bien a Mía Farrow que me resulta muy fácil escribir para ella.

P. ¿Qué parte de su trabajo prefiere, escribir o rodar?

R. Escribir, porque es el momento en el que todavía no hay que afrontar la realidad. Se puede viajar libremente en el propio mundo. Y se puede soñar que la película será una obra maestra. Cuando se escribe todo parece perfecto.

P. ¿Podría vivir sin música?

R. Jamás. La música es una emoción demasiado fuerte como para privarme de ella. Es verdad que no interpreto muy bien, pero me encanta tocar jazz todos los lunes. Cuando ruedo apenas tengo tiempo de practicar con mi clarinete, y lo echo de menos.

P. ¡Tiene usted un aire tan serio cuando toca!

R. No puedo evitarlo. Siempre tengo un aire serio aún cuando yo no lo sea. Como apenas sonrío y llevo gafas, todo el mundo cree que soy desesperadamente siniestro. Es así desde que era niño.

Copyright: Le Nouvel Observateur.

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