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Errores y desventuras de un edil socialista

El autor contesta el artículo del edil socialista Juan Barranco (EL PAÍS del 10 de febrero), que comenzaba con una frase con la que se muestra de acuerdo: a los partidos políticos hay que juzgarlos por sus programas, por la credibilidad personal de sus líderes y, sobre todo, por sus hechos.

Suscribo estas palabras y coincido con su idea, que es, precisamente, la que ha colocado al concejal Barranco en su lugar, en el sitio que merece: la oposición. En las últimas elecciones municipales el pueblo de Madrid ha juzgado al partido socialista por la falta de credibilidad de su programa, de su líder, y por el agotamiento de su modelo municipal, que ha tenido estrangulado a Madrid. Los madrileños tienen demostrada su madurez política y su perspicacia.Conviene recordar que dicho concejal elevó el tipo de gravamen de la contribución urbana (CTU) del 20% al 28%, mostrando de esta manera su voracidad recaudatoria, que inicialmente fue frenada por sentencia del Tribunal Constitucional y después por el centro-derecha, todavía, en la oposición, que consiguió bajar el tipo de la CTU hasta el 13,25%.

El programa del Partido Popular tenía entre sus objetivos la reducción de impuestos y el mantenimiento de la presión fiscal dentro de las oscilaciones del índice de precios al consumo (IPC). Cuando llegamos al poder fijamos los tipos impositivos mínimos permitidos por la ley en el impuesto sobre bienes inmuebles y el impuesto sobre vehículos de tracción mecánica. Congelamos las tarifas de los demás impuestos -radicación de empresas y profesionales- y suprimimos diversas figuras fiscales, entre las que se encuentran la tasa de recogida de basuras para comerciantes y profesionales, y las tasas por expedición de documentos administrativos.

Ello no nos ha impedido obtener un fuerte incremento de los ingresos como consecuencia de una gestión más eficaz, consistente en la agilización de los procedimientos administrativos, la mejora de las aplicaciones informáticas, la lucha contra el fraude fiscal y las campañas solicitando la colaboración ciudadana. Con todas estas actuaciones se logró el cobro de las cantidades no recaudadas por un comportamiento negligente del anterior gobierno socialista, así como la casi eliminación del fraude fiscal en la mayoría de los tributos.

Agotadas las posibilidades de obtener ingresos por la expresada vía, hemos actualizado las tarifas del conjunto de los tributos en tomo a las variaciones del índice de precios al consumo, en cumplimiento de nuestra promesa electoral.

Cúmpleme por último efectuar alguna reflexión sobre las dos grandes figuras tributarías de la Ley de Haciendas Locales. El tipo del impuesto sobre bienes inmuebles establecido para 1992 en Madrid en el 0,43% es el más bajo de todas las ciudades españolas. Ya el pasado año Barcelona y Valencia aplicaron el 0,83%; Valladolid, el 0,79%; Las Palmas, el 0,75%; Alicante, el 0,80%; Córdoba, el 0,71%; Cádiz, el 0,76%, y Bilbao, el 0,90%.

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Junto a esta moderación del tipo de gravamen me interesa destacar la lucha que mantuvo el Partido Popular en defensa de los ciudadanos por evitar el incremento de los valores catastrales en más del 300%, pretendida por la Administración del Estado en manos del partido socialista (¿recuerdan el célebre catastrazo?). Lamentamos que nuestro esfuerzo para impedir la entrada en vigor del impuesto sobre actividades económicas no haya obtenido -por el momento- el mismo éxito. No somos responsables de la nueva e injusta distribución de la carga tributaria efectuada por el Gobierno. Aunque globalmente el Ayuntamiento no vaya a incrementar sus ingresos por el impuesto sobre actividades más que en un 4,78%, con el nuevo reparto algunos contribuyentes verán disminuidas sus cuotas y elevadas otras. Es un impuesto que no gusta a nadie y perjudica a los ayuntamientos de toda España.

Debo felicitar al grupo municipal del PSOE y agradecerle su transformación, desde la voracidad recaudatoria, típicamente socialdemócrata, hasta alinearse con las tesis del PP, y confío en que sigan en la misma línea en el autonómico y en el de la Hacienda estatal.

Nosotros cumplimos nuestras promesas electorales. Esto es norma en el Partido Popular, y así lo hemos hecho, lo estamos haciendo y lo haremos siempre. En este caso, y respecto de los tributos municipales, por muchas manipulaciones de cifras, por variados e ingeniosos juegos malabares de palabras que haga el concejal Barranco, puede estar seguro de que mientras contemos con la confianza de los madrileños y ejerzamos el poder municipal del dicho al hecho nunca habrá trecho.

es concejal de Hacienda y Economía.

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