El sentido de la vida
Mucho mejor dotado para la realización cinematográfica que sus ex compañeros del grupo Monty Python, Terry Gilliam vuelve con El rey pescador a plasmar una imaginería visual exuberante, desbordante, estremecedora por momentos, excesiva también a ratos. Es el suyo un cine que hay que ver más de una vez, en busca del sentido último que sus imágenes, barrocas a veces hasta la exasperación, ocultan sabiamente a salvo de desguazadores de evidencias, de buscadores de verdades de perogrullo, de espectadores en pos de la gratificación inmediata.Terry Gilliam es de esos narradores torrenciales, decididamente naïf que se mezclan, se confunden con sus personajes. De esos que no se arrepienten de saltar al vacío sin la más mínima precaución, a veces para pegarse una torta, pero muchas otras para dejar constancia de que es el suyo un cine de la verdad, del hablar cara a cara. De esos que son capaces de sacar de sus
El rey pescador
The fisher king. Dirección: Terry Gilliam. Guión: Richard La Gravenese. Fotografía: Roger Pratt. Música: George Fenton. Producción: Terry Gilliam para Tri-Star Pictures, EE UU, 1990. Intérpretes: Robin Williams, Jeff Bridges, Mercedes Ruehl, Amanda Plummer, Michael Jeter, Bradley Gregg. Estreno en Madrid: Minicines Olympo, Multicines La Dehesa, Minicines, Albufera Multicines, Vaguada, Multicines Ideal (V. 0.), Rialto y Las Rozas Multicines.
actores lo mejor que llevan dentro y que, sin ningún rubor, cierran con un airoso broche feliz una peripecia atroz, descarnada, inclemente.
Lo de menos es que el guión de El rey pescador navegue a veces por aguas no demasiado claras. En el fondo poco importa, porque, como es norma en su cine, Gilliam no hace una película, sino dos o tres, que se mezclan, se confunden en una sola. Que los puntos de sutura entre ellas dejan a veces cicatrices visibles está fuera de toda duda, pero es justamente eso lo que se debe esperar de un cineasta sin complejos. Y detrás del delirio se esconde una de las diatribas más reales, palpables, verdaderas sobre cuál es; a la postre, el sentido mismo de la vida.
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