Vida de un emigrante

Soy José Manuel Pazos Pereira, hijo natural de una campesina, Antonia Pazos. Nací en la región gallega, inscrito en el Ayuntamiento de Ames, partido judicial de Negreira, provincia de La Coruña, el 24 de abril de 1910. Resido en la actualidad en Montevideo (Uruguay) y estoy inscripto en el Registro de Nacionalidad en el Consulado General de España con el número 4.241.Llegué a este país el 20 de octubre de 1930, y en el mes de noviembre concurrí al consulado para librarme del servicio militar por ser el único sostén de mi madre. Trabajé de 12 a 14 horas por día para poder hacerlo; muy arrepentido estuve al principio de haber venido, pues Montevideo no era como me lo habían pintado en esa oportunidad -y lo dije en muchas ocasiones-; si hubiera habido tierra me hubiese ido caminando de vuelta a mi patria natal. Pero las cosas se pusieron tan mal en Uruguay que en el año 1931 llegó la dictadura de Terra y en España también se pusieron mal, que decidí quedarme aquí. Fue entonces que me casé con una española, también de la región gallega, de Carballo (La Coruña), Jesusa Porteiro Cancela, con quien tuve dos hijos, que a su vez me dieron cinco nietos y tres bisnietos, éstos, de 15, 13 y 2 años. Estuve y estoy relacionado con la colectividad española desde 1945. En dicha colectividad ocupé diferentes cargos en las distintas instituciones. Secretario del Centro Gallego en 1954, directivo en varias oportunidades, presidente del mismo centro en siete oportunidades, inclusive en 1979, año del centenario del Centro Gallego, y otros diferentes cargos en otras tantas oportunidades. En el Club Español fui miembro de la junta directiva, ocupando el cargo de tesorero.

En todas las circunstancias a veces se sienten sinsabores, pero también se reciben satisfacciones. En el mes de junio de 1979 recibí la condecoración de la Medalla de Plata del Ministerio de Trabajo de España, y el título de presidente de mérito del Centro Gallego de Madrid.

En la actualidad estoy próximo a cumplir los 82 años, vivo junto a mi esposa, que está cerca de los 80, contando con una jubilación de 300.000 nuevos pesos, moneda uruguaya (11.000 pesetas aproximadamente). Por todo lo expuesto, y amparado en el artículo 42 de la Constitución española, que dice: "El Estado velará especialmente por la salvaguardia de los derechos económicos y sociales de los trabajadores españoles en el extranjero y orientará su política de retorno", considero que dicho retorno, en mi caso, no es posible ni oportuno, ya que tengo familiares y, además, sería un desembolso inútil para el Estado, por lo que considero más eficaz una pensión acorde; será justicia.-