Los 'pequeños' y el desarme

Hay toda una parte del mundo donde, por más que se intenta evitar, las torpezas estratégicas y geopolíticas permanecen. Lo hemos visto en las recientes proposiciones de desarme, en las que, sacrificados al espíritu de los tiempos y a su nueva amistad, estadounidenses y rusos no han hecho sino reflejar sus preocupaciones tradicionales: los primeros, al pedir el desmantelamiento prioritario de las armas más peligrosas para ellos (los misiles de cabezas múltiples); los segundos, al descartar esta misma proposición para mostrarse, en cambio, más generosos en el terreno en que son más débiles (bombarderos y misiles de crucero). ¿Cómo extrañarse en estas condiciones de que las otras potencias nucleares, los pequeños del club, hayan reaccionado en función de sus propios intereses?De Londres a Pekín, pasando por París, la coincidencia de posiciones es aplastante. La misma satisfacción por el nuevo esfuerzo de los grandes, pero también la misma prudencia para lo que no es todavía más que una intención expresada, y el mismo rechazo a embarcarse en una negociación demasiado desequilibrada entre grandes y pequeños.

Desde luego, Pekín va más lejos que los demás cuando pone como condición a su entrada en este proceso un cese general de las pruebas nucleares y la reducción de todos los arsenales "al nivel de China". Pero Mitterrand dice en sustancia lo mismo al hablar de nivel "comparable (...)."

, 1 de febrero