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Los demócratas tachan de vago y electoralista el discurso de Bush

Antonio Caño

La oposición demócrata criticó ayer el discurso del presidente norteamericano George Bush sobre el estado de la Unión. Los demócratas aseguraron que lo que el presidente ofreció sólo fueron vagas promesas y medidas electorales a corto plazo. Al declarar la guerra contra la recesión económica, Bush utilizó las mismas palabras que antes había empleado contra Noriega y Sadam Husein: "Esto no va a seguir así". La frase puede servir ya como lema de campaña para su reelección.

Con esta frase, pronunciada el martes durante el discurso anual sobre el estado del país, el presidente norteamericano quiere hacer llegar a los electores el mensaje de que a partir de ahora va a emplear su tiempo en mejorar las condiciones de vida de sus compatriotas.Cuando subió al estrado del Congreso para dirigirse a todo el país, Bush sabía que llegaba con una popularidad por debajo del 50% y con numerosos obstáculos por superar para recuperar su antigo prestigio. Es dudoso, de acuerdo con las primeras reacciones, que lo haya conseguido. Lo primero que hizo fue ironizar sobre su estado de salud. "Veo que el presidente del Congreso y el vicepresidente se acuerdan de lo que hice en Japón y han preferido sentarse detrás de mí", dijo entre aplausos unánimes que no se repetirían a lo largo del discurso.

Enseguida lanzó su primera buena noticia para el contribuyente norteamericano: un plan de reducción de armamentos que ahorrará a Estados Unidos 50.000 millones de dólares (unos cinco billones de pesetas, al cambio actual) en cinco años. El programa de desarme incluye una vasta reducción dearmamento nuclear, una parte de forma unilateral y otra como fruto de la negociación que mantendrá este fin de semana en Camp David con el presidente ruso, Borís Yeltsin.

Los aspectos más llamativos de ese programa son la suspensión del proyecto del bombardero B-2 y de toda nueva arma nuclear, pero incluye también la destrucción de cabezas atómicas ya desplegadas y la reducción de diferentes proyectos de armamento convencional.

Con el dinero que el Estado se ahorre con todas esas reducciones, Bush prometió medidas enérgicas en los terrenos que las encuestas revelan como más importantes para ganar las elecciones: una revolución educativa, más ayuda económica a los desempleados, una renovación de la estructura sanitaria, una nueva ley pare detener la criminalidad y más apoyo a la familia. Culpar a la oposición

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El presidente advirtió que no podrá cumplir ninguna de esas promesas si el Congreso, controlado por la oposición demócrata, no le ayuda. "Pero sé que ustedes son patriotas y quieren lo mejor para su país", dijo Bush entre las protestas de los parlamentarios de la oposición, que consideran que Bush les echó la culpa del fracaso de su plan, incluso antes del fracaso.

Los demócratas critican que lo único que ofreció el discurso del presidente fueron vagas promesas y medidas electorales a corto plazo, pero que no consiguió transmitir la imagen de que el país está bien dirigido y que quedará en buenas manos si Bush alcanza la reelección.

En su discurso de 1991 Bush ya había prometido que en los siguientes doce meses la recesión económica sería superada, pero no ha podido cumplir su promesa.Este año las expectativas creadas sobre este mensaje habían sido tales que las palabras del presidente norteamericano sonaron algo decepcionantes. "Muy largo, demasiada retórica, poca sustancia", opinó uno de los principales comentaristas de la televisión. Todos sus rivales demócratas y numerosos congresistas coincidieron en una misma impresión: Bush no tiene un plan coherente. Ofreció una serie de propuestas para que los índices económicos del mes de junio presenten una mejora sustancial, pero no ofreció una propuesta sólida para otros cuatro años de Gobierno.

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