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Balance económico de 1991 y previsiones para 1992

Solchaga afirma que el déficit superará el objetivo fijado por las Cortes hace sólo un mes

El ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, pidió ayer "flexibilidad" a la hora de analizar el cumplimento del Presupuesto del Estado y reconoció el "voluntarismo" con que se diseña la política fiscal de cada año. De aquí, el ministro pasó a admitir para 1992 un déficit del Estado "no superior" al 2,4% del PIB, cuando las Cortes acaban de aprobar un presupuesto que prevé un 1,9%. Ya el pasado año se han recaudado 419.400 millones de pesetas menos de lo previsto, lo que ha elevado el déficit de caja hasta el 2,5% del PIB, también por encima de lo estimado inicialmente (0,9%).Solchaga se afanó ayer en quitar hierro a esta desviación en el Presupuesto del pasado año e incluso llegó a afirmar que en el ejercicio actual tampoco se cumplirán las previsiones. "Hay que ser flexibles", explicó, ya que "se producen gastos imprevistos y puede haber desviaciones en los ingresos". No obstante, "habrá una planificación previa y un control puntual de los gastos", para evitar recortes traumáticos como el que se llevó a cabo en julio del pasado año.

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El ministro ofreció argumentos políticos a la hora de pedir más comprensión con las desviaciones presupuestarias y de justificar el mantenimiento del déficit público. Su razonamiento es que en un momento de menor crecimiento económico, el Estado tiene que hacer un mayor esfuerzo en las partidas sociales (sanidad y desempleo). "Esta es una opción política", afirmó, "frente a quien hubiera preferido un menor déficit público".

Durante el reciente debate en las Cortes del Presupuesto de 1992, la oposición ha criticado, precisamente, que el Gobierno, en su opinión, haya decidido tirar la toalla en la lucha contra el déficit público. Sin llegar a admitirlo en estos términos, Solchaga reconoció que el año próximo la diferencia entre los ingresos y los gastos del Estado puede no reducirse significativamente en 1992. Mientras las Cortes han aprobado un déficit del 1,9% del PIB para este año, el ministro admitió ayer que, como máximo, debe mantenerse en el mismo porcentaje que el año anterior.

La Seguridad Social

El incumplimiento de las previsiones presupuestarias ha tenido en 1991, como parece ya habitual, otro botón de muestra. Así, frente un déficit de caja del Estado inicialmente previsto en el 0,9% del PIB, la diferencia entre los ingresos y gastos del Estado (en términos de caja) se ha situado en el 2,5%) del PIB (1,36 billones de pesetas).

Si este dato se mide en términos de contabilidad nacional, la necesidad de financiación del Estado fue del 2,4% del PIB el pasado año (tres décimas menos que el anterior). Y si a esta cifra correspondiente al Estado se le añaden los déficit de la Seguridad Social, la necesidad de financiación aumentó el pasado año al 3,2% del PIB.

La razón de este déficit de caja superior al previsto se encuentra, sobre todo, en un descenso de 419.400 millones de pesetas de la recaudación global respecto de lo inicialmente previsto. La mayor parte de esta desviación corresponde al impuesto de sociedades, donde se han ingresado 286.200 millones de pesetas menos de lo presupuestado inicialmente, como una consecuencia aparente del descenso en los beneficios empresariales. Aún así, los ingresos han crecido el pasado año respecto del ejercicio anterior algo por encima de la economía (10,2% frente a 9,4%).

Los gastos han aumentado más que los ingresos (10,8%) y también lo han hecho por encima de la economía en su conjunto (9,4%). A pesar del recorte presupuestario decidido en julio pasado y que afectó sobre todo a las inversiones, éstas han crecido en 1991 un 13,5%, por encima del incremento en los gastos corrientes (10,2%).

Pago de intereses

La necesidad de cumplir las limitaciones legales en cuanto al crecimiento de los gastos obliga a no rebasar los créditos iniciales (12,1 billones de pesetas), más los créditos extraordinarios y las ampliaciones. Con ello, el total de pagos realizados por el Estado en 1991 asciende a 12,6 billones, con una holgura de 40.000 millones de pesetas. Este cumplimiento es sólo aparente porque del Presupuesto de 1991 han quedado pendientes de pago 1,4 billones de pesetas que pesarán sobre el gasto de 1992 y así sucesivamente.

La necesidad financiación del déficit público del Estado (1,33 billones de pesetas), ha supuesto un pago de intereses de 1,8 billones de pesetas en 1991 con un aumento del 22,2% respecto del año anterior. Este dato representa el 3,3% del PIB, el porcentaje más elevado de los últimos siete anos, que se había estabilizado en el 2,9%. Sin el pago de intereses, en 1991 se habría registrado un superávit de 552.600 billones de pesetas.

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