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China construirá un embalse faraónico sobre 576 kilómetros del río Yangtzé

Juan Jesús Aznárez
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Reliquias históricas en peligro

En el año 1919, el líder revolucionario Sun Yat Sen escribía: "Tenemos que aprovechar las inmensas posibilidades de este río, hacerlo navegable y acumular sus abundantes aguas para generar energía". Murió el patriota chino soñando con la gran empresa, y 73 años después, 14 equipos con más de 400 científicos coinciden en que merece la pena acometer una obra que cambiará radicalmente el paisaje de la nación a lo largo de más de 1.000 kilómetros del curso del tercer río más largo del planeta que atraviesa parte de China.En su reunión del próximo mes de marzo, la Asamblea Nacional tomará una postura definitiva sobre el proyecto, polémico y protestado por organizaciones ecologistas internacionales.

La respuesta oficial a las preocupaciones sobre los elevados costes ambientales insiste en que las necesidades de desarrollo de un país con 800 millones de personas en el campo y la calculada producción de 17 millones de kilovatios de electricidad, un 40% más que la registrada por la mayor presa del mundo en funcionamiento, compensan el deterioro.

Desbordamientos

Las Tres Gargantas, llamada así por atravesar el río Yangtzé tres angostos desfiladeros durante 40 kilómetros en uno de los tramos próximos al emplazamiento del futuro dique, entre las provincias de Hubei y Sichuan, provocará inevitablemente la inundación de extensas tierras cultivables, pero convenientemente encauzado, con cientos de canales, evitará también la salvaje y destructora salida de madre de esta vía fluvial y sus afluentes en la temporada de lluvias.Los regulares desbordamientos de este río profundo y rápido amenazan a 15 millones de personas y 1.500.000 hectáreas en una de las regiones más deprimidas del este de China. El verano pasado perdieron la vida 2.300 campesinos a consecuencia de las riadas; en 1931, el castigo fue de 145.000 vidas, y en 1954 murieron 142.000 personas.

Los habitantes de las poblaciones afectadas, a quienes se ha prometido mejores condiciones de vida, apremian el inicio de los trabajos.

El profesor Zhu Rulan, que encabeza uno de los equipos que han analizado las ventajas e inconvenientes del tremendo desafío, piensa que la presa es aconsejable, posible y urgente. "En los 18 años necesarios para la terminación de la obra, China estará todavía inmersa en un proceso de reestructuración económica y con el nivel de precios sujetos a cambios. Un retraso provocará un aumento de los costes. Cada día aumenta el número de personas que deberán ser reasentadas y de propiedades perdidas a indemnizar", ha señalado.

El colosal pantano, con una profundidad de 175 metros, afectará a más de 4.000 poblaciones y cubrirá total o parcialmente 300 localidades, en su mayor parte urbanas. Desaparecerán del mapa 956 kilómetros de carretera y 657 fábricas o minas deberán ser recolocadas o clausuradas.

La envergadura del embalse, que incluso variará la climatología de la zona, es similar a la ambición con que ha sido concebido: se almacenarán 40.000 millones de metros cúbicos de agua en 576 kilómetros del recorrido del río, con una anchura promedio de un kilómetro y 200 metros; las tierras necesariamente inundadas sumarán 630 kilómetros cuadrados -un 1% del total de los 19 distritos afectados-, y los centros habitados afectados alcanzarán el 4,2% de los actualmente existentes. Como contrapartida, suministrará energía eléctrica al este y centro de China.

"El reasentamiento y la creación de nuevos puestos de trabajo para cientos de miles de personas no sólo son un problema económico, sino también social", apunta el profesor Rulan.

Subsidios, préstamos a bajo interés, economatos especiales y otras medidas de urgencia acompañarán el despoblamiento de los territorios tras la artificial crecida del Yangtzé, que podrá ser navegado por buques de 10.000 toneladas de desplazamiento.

Recursos naturales

Durante décadas, el Gobierno chino ha dudado sobre el comienzo de esta obra. Razones presupuestarias, políticas, económicas o sociales han dividido al país y a la Administración sobre la conveniencia entregar a las Tres Gargantas 11.000 millones de dólares y sacrificar importantes recursos naturales. Una de las razones esgrimidas en contra fue su consideración de objetivo militar en tiempos de guerra.El bombardeo del dique y la inmediata salida en tromba de una impetuosa masa de agua de 175 metros de profundidad, se advirtió, provocaría un desastre de incalculables dimensiones en el valle, según los estudios realizados por los científicos.

Expertos militares y científicos precisan que, en primer lugar, se disminuirá el nivel de agua hasta 145 metros si estalla un conflicto, y de utilizarse armas convencionales en el ataque sostienen que es improbable la total destrucción de la muralla de contención. Los daños en las compuertas serían parciales y las inundaciones también.

En el caso de que se lanzaran bombas nucleares y que quedara el dique derruido totalmente, los expertos dan por seguro que se producirían gravísimas pérdidas en el tramo de 100 kilómetros desde la presa hasta Zhincheng.

Se confía, sin embargo, en que una compleja obra de ingeniería evitaría que la turbulencia de las aguas alterase el curso principal del río, asolando sus riberas regadíos y poblaciones.

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