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La huelga de limpieza desata una 'guerra de escobas' en el Clínico

Los familiares de los pacientes ingresados en el hospital Clínico buscaban afanosamente cubos y fregonas para asear las habitaciones. Todo fue en vano. El instrumental había desaparecido. La huelga del personal de limpiezas del centro, que pide un aumento de la plantilla, se nota ya en su quinto día. Cúmulos de latas, vasos de plástico, colillas, pegotes de barro y un océano de pelusas de todos los tamaños empiezan a adueñarse de las dependencias del hospital. "Nos parece muy bien que exijan sus derechos. Pero al menos que nos dejen a nosotros ocuparnos de nuestros enfermos", decían ayer los familiares.

"Mi madre está con oxígeno. La ingresamos con una neumonía la semana pasada y ayer había ya cuatro dedos de polvo debajo de la cama", explica una señora. "El otro día cogí una fregona y una de las trabajadoras me gritó que limpiara de paso el hospital entero. Así que los familiares de esta zona preparamos un compló: unos limpiaban y otros vigilaban por si venían las huelguistas".La estrategia ayer no dio resultado: la fregona y el cubo habían desaparecido. "Nos los han escondido", dice la mujer compungida.

En una habitación de seis camas de la planta de urología, un anciano permanece enchufado a una máscara de oxígeno. "Fíjese cómo está el pobre. Desde el jueves no ha venido nadie a limpiar. En cuanto abrimos las ventanas, vuelan todas las pelusas", dice un señor con problemas de próstata. "A mí me operan mañana y luego me van a meter aquí, que es un foco de infección". "Yo respeto la huelga, pero quise limpiar el domingo la habitación y nos habían escondido los útiles", remata su mujer.

"¡Son ellas!"

Es opinión extendida entre familiares y enfermos que parte de la porquería que se acumula en las plantas la echan los trabajadores en huelga. No se explican por qué los pasillos están jalonados con guantes de plástico y gorros de quirófano. "Son ellas, son ellas", musita desde su silla de ruedas una viejecita con la mirada inyectada. "Aquí no fuma casi nadie, y, de la noche a la mañana ha aparecido el pasillo sembradito de colillas", explica otra mujer en la planta de oncología.

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Los trabajadores niegan estas acusaciones. "No es cierto. Es más, el domingo, un incontrolado empezó a tirar basura que estaba apilada y dimos parte al supervisor", explica una huelguista.

Hace un mes y medio, los trabajadores y la empresa Clisa, concesionaria del servicio de limpiezas del hospital Clínico desde hace seis años, empezaron a negociar el convenio colectivo. Dos de los 36 puntos rompieron la negociación el pasado sábado.

"Pedimos que hagan fijos a una parte de los trabajadores eventuales, que son 70 de los 240 empleados. Estamos en precario y es fundamental que aumenten la plantilla. Además, hemos pedido 11 días más al año de libranza, porque es un trabajo muy duro", explica Paloma Rodríguez, portavoz de los trabajadores.

Para José María González Estebaranz, director de Clisa, detrás de la huelga hay algo más que la negociación del convenio. "Nuestros trabajadores tienen la mejor situación del sector de la limpieza en Madrid. La plantilla es de 300, no de 240, y no podemos hacer fijos a los interinos porque hay otros trabajadores de baja que se van a incorporar de nuevo. Si un estudio técnico justificara un aumento de plantilla o esos 11 días de descanso extra, lo atenderíamos; pero las peticiones no tienen justificación. CC OO quiere acabar con el sistema de contratas y pretende debilitarnos. Es una simple estrategia sindical".

El hospital ha actuado como mediador en las conversaciones. "Nos limitamos a mediar en el conflicto y a vigilar que se cumplan los servicios mínimos en quirófanos, cocinas, aseos, urgencias e infecciosas", explica el gerente, Arturo Gallego. La dirección del hospital se reunió ayer con una comisión de familiares para explicarles la situación. "Si las cosas no mejoran en las próximas 24 horas, pediremos que se amplíen los servicios mínimos o la colaboración de la Cruz Roja", dijo el gerente.

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