¿Quién debe liberar a Irak?

¿Debería Estados Unidos colaborar en el derrocamiento de Sadam Husein? Sí. ¿Debería EE UU, sin embargo, comprometerse de antemano a prestar ayuda armada a cualquier grupo que desafíe al dictador iraquí, como sostiene ahora Arabía Saudí? En las presentes circunstancias, la respuesta más acertada es no. El mundo tiene toda la razón para hacer a Husein responsable ante el derecho internacional. Sin embargo, lo mejor es dejar a cargo de los pueblos directamente afectados la sustitución de los regímenes, incluso de los más execrables, siempre que sus crueldades se confinen a sus propios territorios. Además, un cheque militar en blanco podría tener consecuencias desastrosas. La oferta podría ser aprovechada por una camarilla aún más brutal que el actual Gobierno de Irak. Una coalición rebelde con escaso apoyo interno podría verse envuelta en combates prolongados. Los rebeldes kurdos o shiíes podrían dar origen a una guerra nacional más extensa. (...) Ahora, las fuerzas iraquíes, que fueron expulsadas de Kuwait, están diezmadas; fuera de Irak, ya no representan una amenaza para nadie. Un embargo internacional eficaz impide que Irak reconstruya su poderío militar. Y la resolución de alto el fuego del Consejo de Seguridad de la ONU, con su amenaza implícita de intervención militar, ha acabado con el desarrollo de armas nucleares, biológicas y químicas. (...) , 22 de enero