Financiación y provisión irán separadas

Antes de aprobarse la Ley de Ordenación Sanitaria de Cataluña, el Instituto Catalán de la Salud (ICS), como el Insalud en su territorio, actuaba como financiador, gestor y proveedor de los servicios sanitarios al mismo tiempo, porque aportaba los fondos necesarios para atender a los enfermos de la Seguridad Social, contrataba a los hospitales concertados la asistencia que no podían prestar directamente y gestionaba sus propios hospitales (Vall d'Hebrón, Bellvitge, etcétera).

Ahora, la constitución del Servicio Catalán de Salud (SCS) permite separar la financiación de la provisión. Este organismo es el que establece la planificación y ejerce el control de la asistencia de todos los centros proveedores, agrupados en la Red de Utilización Pública, que está integrada por los hospitales del ICS, de una parte, y los concertados, de otra, la mayoría de ellos municipales o de fundaciones benéficas.

Los hospitales concertados abarcan en Cataluña el 70% de las camas hospitalarias y se gestionan desde hace años con criterios empresariales, a pesar de ser instituciones de titularidad pública o benéfico-privada sin ánimo de lucro.

Los hospitales del ICS, en cambio, sólo constituyen el 30% de la red, pero tienen carácter estratégico, pues todos ellos son de grandes dimensiones y alto nivel tecnológico.

Los corsés legales de la Seguridad Social hacen que, mientras en el sector concertado se pueden aplicar desde hace varios años medidas de gestión empresarial para obtener el mejor rendimiento posible de los recursos sanitarios, en los hospitales del ICS se rigen por un sistema de presupuesto administrativo.

Este presupuesto esta gestionado por sus gerentes con escaso margen de maniobra, pues casi el 70% del gasto lo constituye la partida de personal, regida por un estatuto especial que convierte a los trabajadores en funcionarios.