La Asamblea francesa elige presidente en plena pugna entre socialistas y ultraderecha

La Asamblea Nacional francesa elige hoy nuevo presidente en un clima político enrarecido por el registro de la sede central del Partido Socialista (PS), los insultos proferidos por Jean-Marie Le Pen contra el Gobierno y la querella por injurias presentada contra el líder ultraderechista por la primera ministra, Edith Cresson. A dos meses de las elecciones regionales, la sustitución de Laurent Fabius por Henri Emmanuelli no es un mero trámite.

Le Pen ha acogido con regocijo la presentación de la querella gubernamental contra su persona. Aspirante a convertirse la próxima primavera en el presidente de la región Provenza-Costa de Azul-Alpes y convencido de que su carrera política sólo puede culminar con la jefatura del Estado, el líder del Frente Nacional cree que la querella refuerza su imagen de "el único político que dice la verdad" y "la víctima de una clase política corrompida".El pasado fin de semana, Jean Marie Le Pen afirmó que el Gobierno socialista francés es "una pandilla de ladrones, extorsionadores y gánsteres". El ultraderechista hacía alusión al registro efectuado en la sede central del PS por un juez que buscaba nuevas pruebas de la financiación ilegal de las actividades del partido que dirige los destinos de Francia.

Edith Cresson, que el pasado diciembre ya había pedido a los socialistas una "movilización general" contra la ultraderecha, no ha querido dejar pasar por alto las palabras de Le Pen. El líder ultraderechista, condenado varias veces por apología de la discriminación racial, tendrá que dar cuenta de su violencia verbal ante la justicia. Si el Parlamento Europeo, del que es miembro, levanta su inmunidad, puede ser condenado a tres meses (de prisión.

La cuenta atrás para las elecciones regionales de marzo es el marco de este debate. Para intentar reducir las dimensiones de la prevista catástrofe electoral, los socialistas tan sólo disponen de un gran argumento: la denuncia de la pasividad de la derecha democrática ante el peligro representado por el Frente Nacional.

Desde hace unas semanas, el Partido Socialista parece haber recuperado su unidad en torno al combate contra lo que Pierre Mauroy, su ex primer secretario, llama "la peste parda".

Manifestación antirracista

Por primera vez desde la llegada de Cresson al hotel Matignon, sede del Gobierno, todos los barones socialistas coinciden en el elogio de una decisión adoptada por la primera ministra. El próximo sábado, los socialistas estarán entre las numerosas formaciones de izquierda que se manifestarán en París contra el racismo y la xenofobia.Paradójicamente, la derecha democrática, favorita ante los comicios de marzo, no acaba de ultimar la estrategia que debe devolverle el poder. Sus dos principales líderes, Valéry Giscard d'Estaing y Jacques Chirac, acaban de reconciliarse por enés1ma vez. Ambos aseguran que la oposición celebrará a lo largo de este año las elecciones primarias que deben designar su futuro candidato único a la presidencia de la república.

Pero ni Giscard ni Chirac se enfrentan con Le Pen y los suyos. Al contrario, uno y otro utilizaron el pasado año algunos de los ataques clásicos de los ultraderechistas contra los inmigrantes. Ahora afirman que el Gobierno no debería haberse querellado contra Le Pen, puesto que "la tradición francesa manda que las diferencias políticas sean resueltas por los electores y no por los jueces". Los seguidores de Giscard y de Chirac van a dar hoy una dura batalla en la Asamblea Nacional.