Se acabaron las grandes incisiones
La nueva cirugía permite extraer un riñón a través de una abertura de sólo 20 milímetros
Las modernas, técnicas quirúrgicas, cada vez menos agresivas, utilizan los conductos naturales del cuerpo humano e incisiones de pocos milímetros para introducir minúsculos instrumentos cuyo manejo es controlado en una pantalla mediante un circuito cerrado de televisión. Aunque la tecnología resulta aún compleja, las ventajas para los enfermos parecen claras: escaso traumatismo y recuperación más rápida, a las 48 horas de la intervención, con el consiguiente abaratamiento de los costes hospitalarios. La última aplicación es la extracción de riñones.
Uno de los últimos logros de estas técnicas ha sido la extracción de riñón (nefrectomía) de 20 pacientes en. Estados Unidos. A pesar de que en Europa no se ha realizado aún ninguna intervención de este tipo, varios especialistas, entre ellos el español Enrique Pérez Castro, han realizado experiencias similares en cerdos con vistas a futuras aplicaciones humanas.A principios de 1991, el doctor Clayman realizó la primera nefrectomía por laparoscopia a una mujer de 85 años, que a las 48 horas estaba en su casa. "La operación consiste en meter por un tubo o trocar una bolsa plegada en la que se introduce el órgano una vez desligado del tejido adyacente. Posteriormente, un aparato tipo minipimer deshace el riñón en el interior de la bolsa y lo succiona", explica Pérez Castro, jefe de la unidad de Litiasis Renal y Endourología de la clínica La Luz de Madrid.
Con estas y otras aplicaciones, el dogma "a grandes cirujanos, grandes incisiones", que dominaba el mundo de la cirugía, ha sido roto. La electrónica, los sistemas ópticos y la miniaturización del material quirúrgico han abierto nuevas puertas del cuerpo humano que permiten al cirujano acceder a su interior mediante orificios naturales o incisiones mínimas. "Penetramos y exploramos todas las cavidades, órganos y vasos, pero lo más importante es que también podemos operar desde dentro, gracias a una imagen retransmitida en circuito de televisión", señala Elisabeth Vincent, presidenta de la Sociedad Española de Cirugía Mínimamente Invasiva.
Estas técnicas tienen su origen hace 110 años, cuando el urólogo austríaco Nitze creó el primer cistoscopio: un instrumento metálico que, introducido por la uretra hasta la vejiga, permite ver su interior gracias a una lámpara y diagnosticar diversos problemas urológicos. Más tarde fue adaptado para operar, y en los años cincuenta, los urólogos americanos Stern y Mac Carthy crearon el primer resector, gracias al cual se trataron tumores de vejiga y próstata sin operación abierta.
A partir de aquí, especialistas en cardiología, ginecología, aparato digestivo y traumatología asumieron estas técnicas, llamadas genéricamente endoscópicas (del griego, ver dentro). "Nadie niega los éxitos de la cirugía tradicional, pero tampoco se ignora que con sus técnicas es más traumático llegar a la zona donde se sitúa el órgano a operar que la propia intervención", dice Pérez Castro. "La cirugía no invasiva apenas produce cicatrices, reduce el periodo posoperatorio y el dolor es casi inexistente, porque los órganos en sí no duelen".
Mirar dentro
Los ginecólogos, al introducir un endoscopio por un pequeño orificio, han podido ver y diagnosticar la cavidad abdominal. Este hecho dio origen a la laparoscopia (del griego, mirar dentro del abdomen). Estos especialistas usan hoy profusamente las técnicas endoscópicas en el tratamiento de embarazos extrauterinos, quistes ováricos, porque apenas producen lesiones ni traumatismos dentro de la cavidad del peritoneo.En cuanto a trastornos digestivos, "en Estados Unidos y en Europa, cerca del 80% de las vesículas biliares, son ya intervenidas por laparoscopia", añade Vincent. En España hay más de 1000 casos y unos 10.000 en Europa. En cardiología, sin embargo, todo es más lento, aunque ya se colocan válvulas en niños y se hacen dilataciones con sondas de balón (se inflan en el punto de destino) para eliminar estrecheces de las arterias coronarias.
Por su parte, Pérez Castro subraya que, aunque en su especialidad algunos tumores de riñón son todavía 'inaccesibles por este tipo de cirugía, todo es cuestión de tiempo. "Después de quitar riñones seleccionados, quistes, la glándula suprarrenal, vejigas y próstatas enteras, la cirugía urológica clásica quedará reducida a un 10%, para casos de malformaciones congénitas y tumores muy avanzados", añade.
Con estas técnicas, los traumatólogos afirman que pueden afinar más y llegar a zonas profundas donde antes era dificil llegar. Según Tom Estévez, traumatólogo del hospital madrileño Ramón y Cajal, la artroscopia ha impuesto su predominio en los últimos ocho años en la cirugía articular de la rodilla, hasta el punto, de que operar hoy un menisco abriendo se considera un desatino. "En cuanto se le pasa el efecto de la anestesia", cuenta Estévez, "el enfermo se marcha andando, sin sensación dolorosa". Otras articulaciones tratadas con cirugía no invasiva son la del hombro, el codo y la temporomandibular.
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