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Uno de los 'exorcistas' del Albaicín describe brutales prácticas sobre la víctima

Mariano Vallejo, El Pastelero, uno de los cinco acusados en el juicio comenzado ayer en Granada por el caso conocido como el exorcismo del Albaicín, en el que falleció Encarnación Guardia tras serle administradas grandes cantidades de sal, aseguró ayer durante la vista oral que el ritual satánico fue instigado por la propia víctima, "poseída por el demonio", y que fue ésta quien sugestionó a todos los presentes.

"Yo sólo quería ayudarla, pero ella nos dominaba porque llevaba el diablo dentro y hacía con nosotros lo que quería", aseguró Vallejo. Pero el relato del fiscal es bien distinto: Encarnación Guardia, que con anterioridad había participado en rituales de este tipo, había convencido a su familia de que se encontraba embarazada del propio demonio, por lo que se planeó una sesión de exorcismo para expulsar el feto de su cuerpo. Según el fiscal, durante el ritual se produjeron innumerables brutalidades a la víctima: además de administrarle pócimas con alto contenido en sal, sufrió empalamientos anales, golpes y presentaba parte de sus músculos internos arrancados por haberle introducido una mano por vía vaginal y anal.

En la sesión matinal del juicio, El Pastelero, aportó un relato plagado de voces de ultratumba, demonios, apariciones, y contradicciones. Dijo que en el ritual, en el que participaron al menos otras tres personas -Enriqueta e Isabel Guardia y Josefa Fajardo, primas y sobrina de la víctima-, Encarnación suplicaba: "Sacadme este demonio que tengo dentro". Luego se transformaba en diablo y gritaba: "¡Soy Lucifer y no podréis conmigo!".

"Encarnación gritaba como una loca, sacaba la lengua y se ponía muy fea" continuó el acusado. "Estaba histérica, con mirada de odio. Para dominarla, yo tenía que tumbarla y ponerme de pie y de rodillas sobre ella". En un momento de la sesión, Enriqueta habló con la voz de su madre y dijo: "Te detesto como hija porque te has acostado con el diablo. Te condeno a que vagues eternamente por el infierno". A lo que Encarnación contestó: "Soy la mujer de Lucifer y conmigo no vais a poder".

Según el acusado, Josefa "metió la mano en la vagina de Encarnación en múltiples ocasiones, al menos una decena, sin encontrar nada". Añadió que a la fallecida le salió posteriormente "una bola por el ano", que entraba y salía de su cuerpo" y que Josefa se la arrancó de las entrañas. "Al sacarla, echaba humo y fuego", dijo El Pastelero.

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