14 dirigentes soviéticos, procesados por "conspiración para conquistar el poder" en el golpe de agosto
Catorce altos dirigentes del partido comunista, el KGB y el Ejército soviético fueron inculpados ayer de "conspiración para conquistar el poder" por el golpe de Estado del pasado mes de agosto. Un portavoz de la oficina del Procurador general de Rusia, que ha dirigido la investigación sobre el golpe, precisó que un tribunal especial deberá decir más tarde si los implicados serán procesados también por "traición". Por otra parte, Mijaíl Gorbachov reapareció ayer en público por primera vez tras su dimisión y evitó criticar las medidas económicas del Gobierno ruso.
S. GALLEGO-DÍAZ / AGENCIAS Los que en agosto de 1991 eran los máximos dirigentes del país, elegidos por el entonces presidente de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, y que formaron el Comité Estatal para el Estado de Emergencia tras el golpe de Estado, se exponen ahora a una condena que podría ir desde los 10 años de prisión a la pena capital. Entre los procesados figuran el ex jefe del KGB VIadímir Kriuchkov, el ex primer ministro Valentín Pávlov, el ex ministro de Defensa Dimitri Yázov, el ex vicepresidente Guennadi Yanáiev, y el presidente del Sóviet Supremo (Parlamento), Anatoli Lukiánov.La agencia Tass, que transmitió ayer la información sobre el rocesamiento, no precisó cuándo podría iniciarse el juicio. Además de los citados, otros importantes miembros del KGB, el partido y el Ejército han sido inculpados: Oleg Shenin, Valeri Boldin, Alexandr Tiziakov, Vasili Starodubtsev, Víktor Gruchko, Yuri Plejánov, Viacheslav Generalov, Valentín Varennikov y Oleg Baklánov.
Supuesto arresto
Por otra parte, el ex presidente de la URSS Mijaíl Gorbachov, que se había mantenido al margen de toda actividad pública tras su dimisión, lo que suscitó rumores sobre su supuesto arresto domiciliario, aprovechó ayer una entrevista privada con el ex secretario norteamericano de Estado Henry Kissinger para reaparecer en público y desmentir todas las especulaciones. Gorbachov rehusó atacar al presidente ruso, Borís Yeltsin, y pidió más tiempo antes de opinar sobre los efectos de la reciente liberalización de precios.
Su antiguo rival y hoy hombre fuerte de Rusia y de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), Yeltsin, hizo un viaje relámpago a la ciudad de Briansk, y salió al paso de las críticas formuladas por el presidente del Parlamento ruso, Ruslán Jasbulátov, quien llegó a solicitar la dimisión del Gobierno de Yeltsin. "Un Gobierno no es un par de calcetines viejo que se tira a la primera de cambio. Bien pensado, en estos tiempos ni tan siquiera se tiran los calcetines viejos", bromeó
Yeltsin, que se enfrenta esta semana a un debate en el Parlamento sobre la reforma económica, aseguró que permanecerá al lado de su Gobierno.
Gorbachov llegó a media mañana en coche al número 49 de la avenida Leningradski, sede de la Fundación para Investigaciones Sociales, Políticas y Económicas, más conocida como Fundación Gorbachov. Bien abrigado, relajado y tranquilo, aunque algo apagado, el último presidente de la desaparecida URSS, de 60 años, acepté un breve intercambio de palabras con un grupo de periodistas que le esperaban a la puerta. "Como ya les dije cuando nos vimos por última vez, he tomado unas vacaciones, las primeras en seis años de trabajo", explicó para justificar su absoluto aislamiento desde que el pasado 25 de diciembre apareciera en televisión para anunciar su dimisión.
Interrogado sobre las reformas económicas introducidas por Yeltsin, Mijaíl Gorbachov dijo que las críticas eran "lógicas", pero que sólo han pasado 10 días desde que entró en vigor la liberalización de los precios: "No hay que apresurarse, estamos en un momento crucial muy difícil, y es demasiado pronto para sacar conclusiones", aseguró.
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