Tontas
Las tres naves tontas del V Centenario han tenido un problema de marinería en Puerto Rico, y la tripulación de la Pinta quedó reducida a dos marineritos para todo, cantidad risible para un barco de vela. Pero la Pinta continuó navegando tan ricamente. Porque las naves tontas del V Centenario tienen motores. Mucho hablar de emular la gesta de Colón y demás zarandajas, y ahora resulta que estas carabelas de guirlache se han cruzado el Atlántico petardeando cual motoras roñosas.Puestos a hacer barcos, los había mejores. El capitán Coín Cuenca, profesor en Cádiz, construyó, tras cinco años de investigaciones, una carabela que sí parece ser una réplica fiel. Costó nueve millones (leí que la subacuática Victoria nos salió por 100), pagados en parte por el V Centenario. Pero cuando los del Centenario se enteraron de que la nave navegaba, y temiendo quizá que hiciera sombra a sus bobas barquitas, retiraron de inmediato todo tipo de apoyo. Coín tuvo que conseguir en el extranjero los otros nueve míseros millones de pesetas que costaba el trayecto hasta América. Cruzó entonces el océano a vela y demostró con su ruta una nueva teoría sobre Colón, y todo esto lo hizo privadamente, mientras el Centenario construía bonitas carabelas a motor y/o sumergibles.
Este álgido año de 1992 podría servir, en todo caso, para que nos conociéramos más y mejor entre los españoles y los hispanos. Pero no. Parece que nos vamos a concentrar en pasear barcos de pega, agitar banderolas y sacar mucho pecho en la foto oficial de cada puerto. Cinco siglos de sueños y dolor para llegar a esto. Verán: sé qué es lo que hacen los de la Expo y los organizadores de los JJ OO de Barcelona, y, si me apuran, hasta puedo imaginarme en qué se ocupan los de ese bodrio del Madrid Cultural. Pero los del V Centenario, ¿a qué se dedican?
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