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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La capital cultural

MADRID TIENE la oportunidad de constituirse en 1992 en la capital cultural de Europa. Lo es sobre el papel, porque así lo dicta una resolución de la CE. Lo es, también, en las intenciones, porque el consorcio constituido al efecto ha anunciado ya más de 1.500 actos para cumplir, con mayor o menor fortuna, con el propósito enunciado. Podría pensarse que la voluntad de todos los implicados en la celebración debería ser la de obtener el mejor partido de esta circunstancia de Madrid como capital cultural. Sin embargo, las discrepancias que últimamente se han producido en el consorcio parecen desmentir esa intención.El espectáculo es poco edificante. Uno de los errores objetivos es equiparar la capitalidad cultural con la Exposición de Sevilla o los Juegos Olímpicos de Barcelona, lo que justificaría -burdamente, sin duda- las ansias de rentabilidad política de un evento que nada tiene que ver con el cumplimiento del mismo. Paradójicamente, y en contra de lo que sucede en Madrid, tanto en Sevilla como en Barcelona los partidismos han sido arrinconados en beneficio de la apuesta profesional que suponen uno y otro hecho. En Madrid, sin embargo, se sigue poniendo excesivo énfasis en las querellas personales, olvidándose de que la capitalidad es un programa de actos con los que se quiere dar a una ciudad histórica europea la oportunidad de reafirmarse a sí misma, como lugar de creación, diversión e imaginación. Lo que, están haciendo los políticos de uno y otro lado con la afloración de sus particulares apetencias es poner al pueblo de Madrid en el riesgo de canjear una espléndida oportunidad por una contingencia mezquina. En ese guirigay que se ha organizado se entremezclan o disfrazan las discrepancias personales con los desacuerdos acerca del programa, sin que surja ninguna reflexión seria sobre el contenido del Madrid 92. Un poco de silencio y algo más de trabajo les vendría mejor a ellos y a esta ciudad alegre y confiada.

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