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Shamir mantiene las deportaciones al torrente de protestas internacionales

VÍCTOR CYGIELMAN El primer ministro israelí, Isaac Shamir, se enfrenta sin titubeos al torrente de protestalinternacionales desatado por el decreto de expulsión de 12 palestinos de los territorios ocupados. Ni tan siquiera la decisión de sirios, libaneses, jordanos y sobre todo, palestinos, de suspender su viaje a Washington donde el día 7 debía de proseguir el diálogo árabe-israelí, parece haber afectado a Shamir.

La delegación israelí salió ayer para Washington y nada parece complacer más al jefe del, Gobierno judío que la posibilidad de poder decir a la opinión pública estadounidense e internacional que los árabes y los palestinos han boicoteado el proceso de paz.

Por tanto, y hasta aquí, Shamir. se reafirma en su posición y rechaza cualquier concesión. Ni la llamada telefónica del presidente egipcio, Hosni Mubarak, ni las intervenciones estadounidenses, rusas, chinas o europeas han dado resultado. Sin embargo, la deportación de los palestinos está lejos de unir al Gobierno israelí y al país. Simón Peres y otros portavoces de la oposición la han condenado. Y no se trata únicamente de la oposición. En el entorno de¡ ministro de Exteriores, David Levy, se deplora el momento en que ha sido adoptada la decisión, tachada de "irreflexiva y precipitada".

Oposición militar

Más grave aún, un oficial superior israelí implicado tal vez, en el asunto, ha indicado que la decisión de expulsar a los 12 palestinos fue tomada "a pesar de la oposición casi general de las instancias militares y de seguridad responsables de los territorios ocupados", según informó el diario progubernamental Jerusalem Post.

Los diputados y ministros de. la derecha ultranacionalista consideran que desterrar a 12 palestinos no es suficiente. "Demasiado poco,y demasiado tarde", dice el ministro Rehavam Zeevi. Dadas las vivas condenas recibidas por Israel en e¡ extranjero "se habría podido ya, por el mismo precio, expulsar a varios centenares de palestinos", estima el ministro de Energía, Yuval Neeman.

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El titular de Defensa, Moshe Arens, ha recomendado a Shamir expulsar a los doce, a fin de, por una parte, intimidar a los palestinos y calmar la cólera y los llamamientos de venganza de los colonos judíos tras el asesinato de Doron Shorshon. Por otra parte, a fin de poder tomar más fácilmente medidas contra los excesos de los colonos. Así, el Ejército acaba de poner fin a los intentos de establecer una nueva colonia judía en el lugar donde Shorshon fue abatido. Dos gruas, vigiladas por soldados armados, han levantado las tres caravanas instaladas por los colonos de Gaza cerca del lugar del ataque.

A su vez, el tribunal del distrito de Jerusalén acaba de procesar a seis colonos de Izhar (en la Cisjordania, ocupada), a un habitante de Tel Aviv y a otro de Jerusalén, acusados de haber atacado un pueblo palestino, saqueado sus casas y abierto fuego contra sus habitantes para aterrorizarlos.

Todo esto no impidió que, ayer por la mañana, un grupo de colonos judíos de la franja de Gaza colocara barricadas durante tres horas en una carretera para impedir la salida de autobuses y otros vehículos en los que centenares de obreros palestinos se disponían a acudir a sus puestos de trabajo en Israel. "Hay que denunciar el asesinato de Doron Shorshon", rezaba un panfleto en árabe distribuido por los colonos a los palestinos.

A unos centenares de metros, palestinos enmascarados detenían otro. autocar, lleno de obreros palestinos, que se dirigía a Israel. En Gaza había sido proclamada ayer la huelga general en protesta por. las deportaciones. Los obreros palestinos, por tanto, se encontraban entre tres fuegos: los colonos judíos, los militantes de la Intifada y el hambre que asola sus hogares y que les empuja a trabajar, en Israel.

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