El 'si' de Puerto Rico
Soy puertorriqueño y fue grande mi sorpresa al leer EL PAÍS del martes 10 de diciembre y hallar el titular y el contenido de la noticia sobre el referéndum celebrado en Puerto Rico el pasado 8 de diciembre.En mi humilde opinión, creo que dicho titular, Puerto Rico rechaza más soberanía frente a Estados Unidos, da la impresión de que se votó por la anexión. Nada más lejos de la verdad. Ese referéndum no tiene valor jurídico y no obliga al Congreso de Estados Unidos, quien tiene los poderes reales sobre mi país a tomar decisiones al respecto.
Hace dos años hubo conversaciones entre los partidarios de las tres tendencias electorales del país y una comisión, dirigida por el senador Bennet Johnston. El resultado fue un proyecto de ley plebiscitario, derrotado por unos senadores que se oponían a la idea de aceptar un Estado más cuya lengua es el español, que es mestizo racialmente y que, sobre todo, les costaría una buena multimillonada de dólares, que los contribuyentes (y electores) no iban a aceptar. Al fallar esto, surgió la idea (que en principio no era mala) de celebrar una consulta, que no era ni más ni menos que un medio de presión al Congreso de Estados Unidos para que reactivara las conversaciones sobre la solución final respecto al estatus de la isla. Con este fin se creó una ley que se llamó Derechos Democráticos del Pueblo de Puerto Rico. ¡Lindo titular para un libreto confuso!
El gobernador Rafael Hernández Colón y su Partido Popular, con su "unión permanente"; Pedró Roselló y su Partido Nuevo Progresista (anexionista), con la posición de que "la ciudadanía americana no era negociable independientemente del estatus que elijamos"; Rubén Berrios, del Partido Independentista, y el Partido Socialista, que tomaron la posición sobre la "no subordinación colonial, el idioma (el español), la identidad cultural, etcétera", trabaron la redacción de las propuestas al querer todo el mundo exigir garantías a tono con sus intereses políticos. Dio la impresión de que se quería ganar todo sin perder nada.
Fue todo este embeleco el que presentaron al pueblo para que decidiera con un sí o un no. Ante semejante confusión, no me extraña que hayan votado no. Los anexionistas cantan victoria y otros meditan sobre el 46% que dijo sí.
Pienso que no hubo victoria para nadie. El futuro de un país no se determina con simples números matemáticos, sobre todo si éstos son producto de negociaciones en cuartos oscuros.
¿De dónde, entonces, sale la conclusión del titular de su diario de que se optó por fortalecer los lazos con Estados Unidos y rechazamos más soberanía frente a ellos?
Probamos, una vez más, que los puertorriqueños no somos lobos y que en una buena jugada exigimos cuentas claras. No se equivocó el pueblo de Puerto Rico cuando bautizó el embeleco del referéndum como "la mogolla".-
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