La Comisión rechaza que haya discriminación del alemán en la CE
"El alemán tiene el estatuto legal en la CE de ser no sólo idioma oficial, sino lengua de trabajo como el inglés y el francés", declaró ayer en Bruselas un representante de la Comisión Europea. La única preferencia es el uso del inglés y el francés, "por razones de funcionalidad", en las reuniones de altos funcionarios y en los telegramas diplomáticos entre las capitales de los Doce, según el acuerdo alcanzado por los jefes de Estado y de Gobierno en la cumbre de Maastricht.
En el primer día de la cumbre, el pasado 9 de diciembre, el jefe de Gobierno Helmut Kohl recordó a sus homólogos que no había que olvidar "la mejora del alemán en el régimen lingüístico de la Comunidad". El tema había sido planteado previamente por el ministro Hans Dietrich Genscher en el cónclave de los responsables de Exteriores que se celebró en Bruselas los días 2 y 3 de diciembre para preparar la cumbre.
La ofensiva respondía al intento de reforzar el peso internacional de Alemania y reconocer que es el idioma nacional demográficamente más importante de Europa. A pesar de la reivindicación, Alemania aceptó el consenso.
Las declaraciones de un portavoz del Gobierno de Bonn en el sentido de que "el alemán es una lengua de segunda clase en los asuntos comunitarios" no hace sino reabrir el tema. La pretensión de Alemania es incluir su idioma en los telegramas de la Secretaría de Cooperación Política (Coreur) que se cruzan entre capitales. La futura política exterior común duplicará los comunicados, que en la actualidad se elevan a más de 5.000 al año.
La CE es la organización internacional más plurilingüe y sus servicios de interpretación son los más complejos y costosos del mundo. Tiene nueve idiomas oficiales (francés, inglés, alemán, italiano, español, holandés, portugués, griego y danés), a los que se une el gaélico en el caso de los textos jurídicos comunitarios. Toda reunión oficial decisiva tiene que disponer de servicio de interpretación a las nueve lenguas, igual que las propuestas han de estar traducidas. Francés, alemán e inglés, con predominio creciente de este último, son lenguas de trabajo en la Comisión.
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