De los submarinos a las lanchas lanzamisiles

La desintegración de la URSS y la inestabilidad del Magreb obligan a las Fuerzas Armadas españolas a revisar no sólo sus planes operativos, sino también sus programas de adquisición de armas. De acuerdo con la OTAN, la Armada española se ha especializado en los últimos años en la lucha antisubmarina, con el objetivo de controlar el paso de los submarinos soviéticos por el Estrecho.Una vez que la Escuadra soviética ha dejado de constituir una amenaza, la lucha antisubmarina ha pasado a segundo plano. Argelia cuenta desde finales de la pasada década con dos sumergibles soviéticos de la clase Kilo, pero no se cree que éstos tuvieran gran capacidad de maniobra, en el hipotético caso de que un régimen abiertamente hostil se instalara en dicho país. En cambio, "lanchas portamisiles argelinas pueden suponer una amenaza seria a la navegación en el Mediterráneo Occidental", en opinión del general de brigada de Infantería José Torres, reflejada en un reciente estudio.

Por su parte, el coronel de Infantería de Marina Joaquín Prats recuerda que "existe otra amenaza naval nada despreciable y nos referimos a la capacidad de minado en los accesos a nuestros puertos". La presencia de cargueros iraquíes en el Mediterráneo durante la guerra del Golfo obligó a la OTAN a movilizar a los países ribereños ante el temor de que sembraran las aguas con minas.

La aparición de minas en el Mediterráneo hubiera tenido efectos catastróficos desde el punto de vista económico, aunque militarmente resultara irrelevante. Sin embargo, la flota española de lucha contraminas está obsoleta, con ocho buques construidos en los años 50.

Finalmente, el general de Aviación José Sánchez Méndez advertía en un artículo que los países del Magreb "poseen unos medios aéreos muy por encima de sus necesidades reales y desproporcionados para sus capacidades económicas y tecnológicas", a unas distancias mínimas de 14 kilómetros en el caso de Marruecos y 250 en el de Argelia.